En
algo coinciden todas las religiones, sectas o grupos de creyentes de buen
proceder: “No le hagas a otro lo que no
te gustaría que te hicieran a ti”. Conocido como La Regla de Oro. Y en el caso del dinero, no utilizarlo para pagar para
hacer daño de forma alguna a alguien o deber para perjudicar a alguien.
No, no es que se dé preponderancia al dinero (aunque usted bien puede alegar cosas que se ven en el predio religioso o grupos de fe en el mundo). Lo que se busca es no usarlo como una manera de dominar a los demás o de infligir pesar en sus vidas.
Quien
tenga dinero, que lo use para el bien propio, pero que de igual manera llegará
a muchos. Quien posea deuda alguna,
que busque pagarla y no usarla como excusa para quitar un apoyo de dinero a
quien tuvo a bien brindárselo y mucho menos, usarlo como excusa para montarle
falsos testimonios por el mero acto de cobra lo que es suyo.
La solvencia: El verdadero fin del dinero
El
sueño de muchos es ser millonarios para darse lujos. Y trabajan y trabajan y no
lo consiguen. Entonces se deprimen e incluso, pierden el rumbo de una buena
persona y se alejan de la Fe.
No
se dan cuenta que el proceso educativo, lograr financiar momentos, estar con
sus seres queridos, levantar un hogar con el verdadero concepto de pareja y/o
familia, es parte del más verídico e irrefutable proceso de enriquecimiento de cada persona, el cual es, la solvencia.
La
solvencia es aquella que permite pagar los alimentos, medicinas, ropas, transporte,
servicios básicos e/o impuestos (Agua,
Electricidad – Internet, Tarjeta de Crédito). Que quede para darse pequeños
gustos que sumen grandes emociones.
Eso
es lo que realmente hace a un millonario y hacia allá se han de enfocar los
esfuerzos principales. Si el dinero alcanza para levantar más la barda con
inversiones, generar puestos de trabajo y darse un lujo como viajes o vehículos,
¡pues excelente, todo proviene de tus ideas, acciones, constancia y Fe!
Utilizando
así al dinero, te alejas de las deudas, de la envidia, de la mezquindad.
Aprendes a darle al necesitado de lo que tienes y no de lo que sobras. No eres
amarrete ni avaro. Te haces precavido pero consciente de que en la eternidad,
no se necesita el dinero.
Pero,
el cómo lo hayas ganado, invertido, utilizado y legado en vida, definitivamente
que te ganará puntos con Dios, porque supiste controlar las tentaciones que el
mismo trae consigo y le hiciste un manso instrumento de ayuda para mover a la
economía y para hacer menos dura la vida de alguien.
Por lo tanto
Realiza con antelación, realidad y cautela, tus planes de pago. Visualiza las maneras de generar dinero en base a tus
habilidades, destrezas, lo que derive de tu profesión u oficio. Mira en cada
trabajo su potencial y su humildad.
Haz
que el dinero te sirva y no que tú le sirvas a él. De tal manera que la solvencia
sea una holgura que te quite los problemas que derivan de la escasez de divisas
y puedas enfocarte en las cosas verdaderamente valiosas de la vida.
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