Brinda pues la semana su marcha inexorable. Y hoy, cuando ya el manto de la noche me arropa, he nuevamente comprobado que tú, Señor, das también la energía a mi vida para que cada día, tenga valor para mí, para los míos y por todos nosotros.
Te pido que mientras dormimos, el
resto del mundo viva en paz al estar despiertos y que así sea para cuando
nosotros salgamos a las calles a ganar el pan nuestro de cada día.
Haz que nuestros sueños, despiertos
y durmiendo, sean serenos y así nuestros cuerpos y mentes dejen las
tribulaciones, se hagan más reflexivos para buscar cómo dar y ayudar mejor,
alejándonos así de todo mal.
Permite que así como avanza la
semana, avancen los proyectos, emociones, esperanzas y méritos de todas las
personas.
De esta manera, en compañía tuya y
liberando nuestras conciencias de mezquindades, de seguro nuestros sueños sí
que serán mejores.
Amén
Esta
oración se hace acompañada de una sonrisa y abandonando las dudas y pesares de
su mente, cuerpo y alma.
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