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¿Hay Risa Después de la Muerte?


Siempre hemos leído que en las pompas fúnebres de diversas culturas y sociedades, los ritos eran oscuros, solemnes, algo tétricos, enmarcados en una profunda tristeza. La muerte parecía llevarse las sonrisas de los demás.

En Asia, Oceanía, África, Europa y América se mostraron –y aún muestran- en sus culturas, religiones o sectas estas características y otras más arraigadas que hacen del paso a la eternidad un acto mucho más triste de lo que ya es. Porque sí bien no veremos más físicamente a un ser querido, parece que no comprendemos que mientras estemos revestidos en el dolor de su pérdida y el no avanzar, tampoco le dejarán el debido descanso a su alma.


Ser fuertes

Sí, es muy difícil ser fuertes cuando has convivido con alguien toda o parte de tu vida y te dice adiós de una u otra forma. Pero esa persona merece de ti respeto, no sólo cumpliendo con los actos solemnes y propios de la religión que practicas o practicaba, incluso los rituales del ateísmo, que por muy alejados de la Fe que puedan estar, los poseen (casi siempre apegados a la ciencia).

Hay que ser muy fuertes para cumplirle su última voluntad a una persona fallecida. Y sabes que además de un acto de honor, es la forma de seguirle sintiendo a tu lado.

risa después de la muerte


La risa después de la muerte

Sí, hay risa luego de fallecer. Y se encuentra en cada momento de júbilo, reflexión, originalidad, chispa y hasta error (en televisión le dicen bloopers), que esa persona acometió en vida y te llegó a hacer copartícipe de ello.

No sólo los actores y actrices cómicos dejaron un legado fílmico que al verlo una y otra vez, nos hace olvidar que están muertos; porque les sentimos llenos de vida, picardía, originalidad, sacando risas, alejándonos de las lágrimas.

Ese es su verdadero legado. Eso es lo que quisieron para nosotros en vida y que de seguro, quieren ver en nosotros allá en la eternidad.

¿Qué alma puede descansar sí sus seres queridos sólo andan llorándole, echándose al abandono, estancados, como olvidando cada enseñanza y vivencia que le dejaron?

Nadie puede ser feliz sí su legado se ve aniquilado por el dolor perenne.

Es obvio que nos va a doler, que tendremos momentos melancólicos y de preguntas sin respuesta.

¿Pero truncar nuestras vidas del todo, olvidando la esencia, energía y personalidad de ese ser querido que nos demostraba amor de maneras locuaces o con anécdotas y experiencias que nos llenaron de regocijo?, ni esa alma ni usted tendrán la paz en el Señor, si no saben entregarse a la resiliencia y honrarle siguiendo sus pasos, manteniendo usted su personalidad.

A nuestros seres queridos se les llora un rato; pero lo demás, es hacer cosas alegres en su honor. No veremos su rostro ni escucharemos sus palabras, pero de seguro sentiremos que viven en nosotros.

Porque Dios envía a los seres de luz a cuidarnos, ¿Y quién nos puede cuidar y entender mejor que un ángel protector que es de nuestra propia sangre?

El luto se guarda y se respeta. Pero la risa y la esencia de esa persona que se nos fue, es lo que verdaderamente se ha de mantener por siempre.

De esa forma se mantiene la claridad mental, se encuentran las respuestas reales al amasijo de preguntas que nos hacemos, abandonamos la anarquía y entendemos mejor los designios del Señor.

Eso sí, honra y continuación, sin libertinaje ni indiferencia, porque eso tampoco honra a nuestros fieles difuntos.

Lcdo. Argenis Serrano

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