San
Pío de Pietrelcina (más comúnmente conocido como “Padre” Pío)
tuvo su oración favorita que oró por todos los que pidieron sus oraciones.
Cada
día muchas personas, ya sea en persona o por carta, le pedían al Padre Pío que
orara por una intención específica y muchas veces esta intención fue
milagrosamente respondida por Dios.
A continuación se
encuentra la oración que el Padre Pío rezaba cada vez que quería interceder por
alguien. En realidad, es una oración compuesta por Santa Margarita María
Alacoque y comúnmente se llama la “Novena
Eficaz del Sagrado Corazón de Jesús”. Ella era una santa que vivió en el
siglo XVII y durante su vida recibió múltiples visiones de Jesús.
Muchos creen que esta es
una oración poderosa porque llama al corazón de Jesús a tener misericordia de
nosotros y de nuestras peticiones. El corazón de Jesús está lleno de amor y
compasión y esta oración confía en ese amor, creyendo que él es lo
suficientemente tierno como para dar generosamente nuestra petición, si es en
su santa voluntad.
Por encima de todo, se
debe orar con una fe sincera, como el Padre Pío la habría rezado, y no como una
fórmula mágica. Dios no es un genio en
una botella que al liberarlo nos otorga los deseos que pedimos, sino que
responde con amor a un niño que pide algo, sabiendo exactamente lo que
necesitamos.
I.-
¡Oh Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, pidan y se les dará, busquen
y encontrarán, llamen y se les abrirá”. He aquí que, confiando en tus santas
palabra, yo llamo, busco, y pido la gracia…
Padre Nuestro, Avemaría y
Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío en Ti.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío en Ti.
II.-
¡Oh Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, pasarán los cielos y la tierra
pero mis palabras jamás pasarán”
He
ahí que yo, confiando en lo infalible de tus santas palabras pido la gracia…
Padre Nuestro, Avemaría y
Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús,
espero y confío Ti.
III.-
¡Oh Jesús mío!, que dijiste: “En verdad les digo, todo lo que pidáis a mi Padre
en mi Nombre, se les concederá”.
He ahí que yo, al Padre Eterno y en tu nombre pido la gracia…
He ahí que yo, al Padre Eterno y en tu nombre pido la gracia…
Padre Nuestro, Avemaría y
Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
¡Oh
Sagrado Corazón de Jesús, al cual le es imposible no sentir compasión por los
infelices, ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos las gracias
que pedimos en nombre del Inmaculado Corazón de María, nuestra tierna Madre,
San José, padre adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
Amén.
Oración
al Padre Pío
Bienaventurado
Padre Pío, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino,
como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te
llamamos "Un crucificado sin Cruz".
El
amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir
profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.
Fuiste
un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo
haciendo bien e intercediendo por nosotros.
Queremos
contar con tu ayuda. Ruega por nosotros.
Lo
pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración
por los Enfermos
Santo
Padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los
enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre
misericordioso por los que sufren.
Asiste
desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido
toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus
tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta
de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque
deben trabajar; alivia a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa;
acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la
enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche
oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido
movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por
dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no
mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede
paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la
alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los
más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el
conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo
necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten
en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad.
Amén.
Oración
compuesta por San Juan Pablo II al Santo Padre Pío
Enséñanos,
te rogamos, la humildad de corazón para estar entre los pequeños del Evangelio
a quienes el Padre prometió revelar los misterios de Su Reino.
Danos
una mirada de fe capaz de reconocer inmediatamente en los pobres y en los que
sufren el mismo rostro de Jesús.
Sostennos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haznos experimentar la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
la tierna devoción hacia María, madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrenal hacia la Patria beata, a donde esperamos llegar
también nosotros para contemplar por toda la eternidad la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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