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Cuando Dios pasa Factura

Dios es amor, pero también es nuestro primer casero. A Él debemos...¡Todo!, la forma de pago es por cuotas y no estamos exentos a lo que nos depare el destino, bueno o malo; pero el gran pago es el reino de los cielos.

Mucha gente dice "me porto bien y mira lo que me ocurrió". Les repito que no estamos exentos, pero recuerden que construimos nuestro destino y somos eslabón de la sociedad, que no es más que para Dios de "humanidad plena de hijos". Sí todos pidiésemos que nos vaya de lo mejor todo el tiempo, muchas profesiones no existirían, habría desempleo y nos estancaríamos. No somos conejillos de indias, somos parte de la historia de la humanidad.

Obviamente, Dios desea lo mejor para cada quien y aún hasta la persona más aquejada de dolores, penas, malformaciones, accidentes o malos momentos, consigue la fuerza en Dios. Porque el espíritu es algo que se plena de la paz de algunos instantes que nos llevan a la cordura en medio del caos y de la locura de ésto que tenemos por vida.

Las facturas a Dios se la deben quienes rompen sus mandamientos, quienes hablan en nombre de Él y hacen lo contrario, quienes hacen sufrir a una nación, región, municipio, oficina u hogar. Porque el dinero y poder humano son nada comparadas con el castigo de Dios ante una vida vana donde hubo daños a los inocentes y se aupó la villanía, sea de cuello blanco o de franela.

Dios no cobra venganza, hace justicia, téngase bien claro ello. Él no hace lo que queremos, porque somos anárquicos y engreídos por naturaleza, hasta el más humilde. Por ello el pecado ronda y nos persigue desde la manzana prohibida aquella a Adán y Eva. Lo prohibido es más tentador y suma más a la cuenta del Señor.

¿Cómo rebajar la cuenta?, usa el "haz bien y no mires a quien", deja el yoísmo, no seas tú el único beneficiario de las acciones, que nada de lo que hagas dañe o limite a los demás. Eso crea una rebaja sustancial. Y no aplaudas las barbajadas de quienes ostentan el poder para tener ínfulas de superioridad. El poder más humildad ha construido más, aunque son menos los que lo han tenido.

Sí quieres que te lo digas en normas científicas de los humanos más escépticos, pues la frase "acción y reacción" es la más apropiada. De lo que hagas vendrá tu recompensa, compensación, atenuante o premio  a la larga, tengas o no vicisitudes que rompan tu paz, insten a tu llanto o desdibujen lo que creíste era el mundo perfecto. 

Tampoco es inmolarse, abusar de buen samaritano o ser tonto. Es equidad, darle a todo su justo valor e igualdad, no alterar ni copiar las cosas malas que no te gustaría que te hicieran.

Así, llegado el momento del adiós, estaremos en el lugar soñado, al que paulatinamente la historia de cada familia llega, la muerte, pero en el cielo la muerte no ha de ser mala.

Toma chocolate, pero paga lo que debes.

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