¿Existe
el Espíritu de la Navidad?: ¡Por supuesto que sí!
¿Es
el Espíritu de la Navidad un ritual esotérico, místico o de magia New Age?: ¡Definitivamente No!
Desconocemos
quién o quiénes metieron en el mundo esa idea de que el Espíritu de la Navidad,
un espacio de tiempo de cosechas, fe y oraciones que surgía desde tiempos
antiguos el 21 de diciembre, era
éste una especie de ritual de flores, colores y representaciones bastante cuestionables
de la imagen de San Nicolás.
Pero
lo cierto es que, todo aquel que diga que el Espíritu de la Navidad es un
ritual para que la Navidad llegue de verdad a nuestros hogares y corazones,
realmente se está burlando de usted y es la verdadera crapulencia comercial con
mercadería que realmente no posee significado.
Mayor
significado posee un muñeco de Nieve, un Santa Claus, un Pino, un Bastón de
Caramelo con sabor a Menta o incluso una brujita buena, para la Navidad, que ese
ritual fantasioso que se enfoca nada más en desodorizar el ambiente y agotar el
dinero de las tristemente personas engañadas.
¿Y cuál es el verdadero Espíritu de la Navidad?
-
Es aquel que se encarga de dar sin
esperar nada más a cambio, que la alegría de los demás, sin jactarse.
-
Dar el diezmo no a intermediarios, sino
a quienes lo necesitan, se conozcan o no.
-
Tener a la esperanza viva, la propia y
de los demás.
-
No atacar a la inocencia e ilusión de
los niños.
-
Apartarse de lo rutinario y hacer lo
mejor para conseguir sonrisas y alivio en los demás.
-
Saber que todo lo micro que hagamos,
siempre terminará siendo un bien macro.
-
Creer en la Gloria de Dios en las Alturas y en la Tierra Paz a los Hombres y
Mujeres que Aman al Señor.
-
Dedicar un tiempo a la reflexión,
recomposición y mejoramiento.
-
No confundir el crecimiento personal y
la astucia con el avasallar a los demás en su camino al éxito.
-
Orar con mucha fe.
-
Compartir las tradiciones propias y de
los demás, para así crecer en conjunto.
-
Ayudar a quien lo necesita, incluso de
formas que superen a las expectativas, siempre que se haga lo justo y
equilibrado.
-
Respetar al prójimo en sus creencias
religiosas e incluso, ocuparse en buscar puntos en común para crear vías de
encuentro, disfrute y mejor estima.
El
Espíritu de la Navidad es enorme, grato, fantástico. No se guarda en un
perfume, un incienso o en un ritual con flores de plástico que cambia cada año
y no ha sido parte de la historia, tradiciones, sociedades y climas que han ido
creando las decoraciones de Navidad que se comercializan, sí, pero con
propósito.
El
Espíritu de la Navidad no va a dejar de llegar a nuestros hogares porque no se
haga un ritual dicho por un iluso en televisión.
¿Acaso
no ha sentido al Espíritu de la Navidad en un niño agradecido con sus regalos
traídos por El Niño Jesús o Santa Claus
o los Reyes Magos?
¿No
ha notado que ese espíritu baña de gozo al rostro de los padres al ver a la
familia reunida, comiendo, riendo, orando y expresando sus sentimientos y
querencias en estas fechas?
¿Será
difícil captar cómo la gente reflexiona, crece y saca su mejor versión de sí
mismo (aunque sea un poquito), cuando las actitudes de las personas le
contagian del verdadero significado de la navidad y el espíritu de dar y comprender
que hay en estas fechas?
¿Se
ha detenido a ver que hay gente que contagia el Espíritu de la Navidad, incluso
más allá de cualquier decoración y/o ritual, siendo su propia alma la que va a otros
seres humanos y les da una luz de
esperanza?
Si
no se ha detenido a ver eso y todo lo demás de bueno que se sucede durante la Magia de la Navidad (magia verdadera),
este es el momento.
No
caiga en rituales mágicos de utilería que desvirtúan a la historia más grande, real y hermosa de todos los tiempos como lo es
el nacimiento de Jesús de Nazaret,
tan sólo porque algunos caza bobos en los medios de comunicación, se lo
indican.
Respire
hondo, sienta mucho, haga más. Allí verá la hermosura de la presencia del Espíritu
de la Navidad en cada momento de su existencia.
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