Para las personas que jamás empuñamos un arma y
menos por gusto de usarla o por ira o violencia en pro del mal; para quienes no
cierran el puño ni voltean la cara ante el necesitado; para quien no se ve
siendo burlista, hostil y déspota para el caído o para sus iguales, que somos
todos; para quien sabe la diferencia entre la venganza y la justicia. Para ellos,
que sea la bendición de Dios.
Y aquellos que hagan el mal por interés, gusto,
órdenes a las que pudieron rebelarse y ni siquiera dudaron, por personalismo,
temor o desgano; esos que usan la fuerza física, los rasgos intimidatorios, de
cualquier cosa hacen un arma para agredir o se esconden detrás de las balas,
sólo por dinero o por gusto de matar y que no se arrepienten de ello, que el
infierno les sea en vida, tal cual lo desearon. Nadie se los deseó, ellos
cavaron su foso apenas se arrancaron el alma.
Para aquellos que aún con pruebas siguen
hipnotizados, adorando un ideal que ni por un momento entienden, mismo que
temen criticar so pena de ser acusados de traidores, que insisten en vivir una utopía
que está más bien construyendo un futuro distópico; para esos que se pelean con
quienes les profesan amor, por alguien que se sabe que les traicionará, pero no
lo reconocen. Para ellos pedimos a Dios que quite las vendas de sus ojos,
destape sus oídos y agudice su entendimiento y sentimiento. Su recuperación es
un eslabón indispensable para que la cadena de la vida en este planeta, en este
país, sea consolidada y larga para que sea un engranaje en la recuperación del
mismo, desde el corazón.
Para que más nadie pueda osar quemar una medicina o
botar el alimento que es sagrado y que debió saberlo desde su hogar, lo que nos
hace pedir por las familias para que ya no sean disfuncionales, indiferentes,
personalistas, crápulas, sino las verdaderas bases de una sociedad, donde
comience la educación que en escuelas y universidades se fortalezca con la
instrucción para hacer grandes cosas con el poder y no usar el poder para
hacerse grande, corruptible, ominoso.
Se debe acabar con la indolencia hacia el infante
con hambre y necesidades afectivas y con el anciano que requiere vivir en
cómoda paz luego de una vida donde se ganó el pan con el sudor de su frente. Ayudar
sin temor al enfermo, a quien tienen una “discapacidad”, a quien se accidenta o
tiene una mala racha. Para que el corazón siempre esté fuerte no sólo para la
salud, sino para actuar como es debido y saber detener o alejarse de quien usó
ese musculo de amor para ennegrecer su existencia y la ajena.
Libertad de poder saber elegir entre el bien y el
mal y siempre ver que el bien tiene más ventajas, aprendizaje, práctica,
plenitud, vigor, fortaleza, emoción y el triunfo es limpio e incuestionable.
Debe acabarse la condena sin analizar y menos sin
ser jueces. Hablar sin fundamentos, sin argumentos, sin tener las bardas en
remojo. Ver el juego completo para que nada les desesperance y el mal no les
alcance. Nada hace más feliz al mal que aquel que demuestra debilidad de carácter
y razonamiento.
Es el momento de exterminar al mal y a quien lo
ejerce, de las maneras más justas posibles. Y sí hay que ir más allá, pues que
sea por lo que dijimos: eligió el camino de las desgracia, pues eso es lo que
cosechará, sea con o sin agonía, eso ya el momento lo dirá.
Es el momento de erradicar a todo el mal, para que
no falte el alimento, las medicinas, la plenitud, la hermandad, el futuro para
los niños y el honor para los ancianos, hecho por jóvenes y adultos que también
merecen la paz que se construyen con justicia, organización, buena voluntad y
la FE.
Lcdo. Argenis Serrano - @Romantistech
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