Santuario a la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela. Guanare - Estado Portuguesa.
Entender a los sitios de oración es un problema harto difícil. En especial cuando hay tanta persona que dice “Dios no está en ese lugar, sino en mi”. Aquí ya hay un error: Dios está en todos. Sí lo seccionamos ¿no es como decir que los demás son malos? ¿Estamos de verdad deseando que Dios entre en ellos?
No parece…
Los lugares de oración han tenido la influencia europea de la arquitectura. El modernismo las ha cambiado. Y la intención ha sido siempre la misma, agradar a Dios. Pero no con quién hace el lugar de oración más bonito, sino el demostrar y agradecer a Dios la oportunidad y el talento profesional para visualizar, diseñar, construir, participar en su construcción.
Sólo Dios puede reconstruir un templo en 3 días, como dijo Jesucristo. Lo que hacen los hombres toma años y no sólo en lo físico, sino en su preparación, vida, desarrollo y participación en la sociedad.
Cierto es que el lugar de Dios es en cada corazón. Y la oración puede ser en cualquier parte de la casa (con debido recato), en la calle o quién sabe sí con la evolución de las redes sociales, sea escrita o grabada para ser mejor diseminada.
Pero no podemos atacar a los templos sin antes entenderlos de manera humana: Lugares donde un guía espiritual instruido y a su vez signado por Dios, eso es algo que se siente y depura cualquier malicia de tan pecaminosos y cruentos tiempos.
Sentarse en momentos en que no hay misa o jornadas de oración, ayuda a abrir el baúl de los recuerdos y la caja de los sentimientos. Te da esos momentos de paz donde tú sola/o entras en conversación respetuosa con Dios.
Sí no estás orando, le cuentas alguna tribulación o duda; también le comentas lo que te ha sucedido para bien, que él ya sabe, pero le agrada que le digas. Es una conversación Padre – Hijo/Hija.
He visto lugares de oración de otras religiones, como los Testigos de Jehová, que en el día fungen como una peluquería y otro es una carpintería. Colocan unos bancos y con su Pastor, entran en oración. No les importa el lugar, sino pedir, agradecer y alabar al Señor.
Siempre nos parecerán extraños los templos de oración, yo lo confieso que algunos me han sorprendido y otros hasta me asustan por su oscuridad e imágenes algo tétricas. Pero lo bueno del miedo es que te da chance de confrontarlo y el vencerlo te hace mejor.
La oración es vencer, la oración es querer. Sí no sabes una oración ya compuesta, pues realiza la tuya.
Acepta la guía de quienes saben; dejemos de atacar a los templos. Las bromas de circunstancias distintas pueden ser aceptables, ya que existe el respeto y somos humanos, pero la humillación y el desprecio no son permisibles o tolerables.
Esperemos que las personas respeten los sitios de oración, los compartan o no. Recuerden que son el trabajo y cariño de muchas personas, desde quienes colaboran económicamente con su limosna, pasando por quienes les mantienen hasta aquellos visionarios que las crearon y quieren ser ejemplo.
En cada religión, estilo y respeto.
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