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martes

Golpes de Pecho


Muchos críticos de la religión católica siempre argumentan que los que asistimos a las iglesias, capillas, eventos a cielo abierto de la religión católica apostólica romana nos damos “golpes de pecho”, pero que al salir de esos lugares seguimos pecando.

Ese decir tan absolutista tampoco habla bien de quienes lo alegan, ya que sólo ven nuestros errores y muchas veces los esperan, aúpan o inventan, no desean ver los beneficios que existen en el arrepentimiento sincero.

Sí, en las misas nos damos golpes de pecho rituales acompañados de “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, pidiendo intercesión de los ángeles, de los santos, de la Virgen María ante Dios Todopoderoso, para que nos ilumine.

Y salimos a la calle a seguir la vida, no olvidando, pero sí siendo humanos, con fallas y momentos de prueba que aprobamos o no. Más, ¿y los momentos de acierto nunca serán valorados?, esos instantes donde la humildad y el hacer sin alabarse ni regodearse, sino seguir, esos que sabemos porque los vivimos y que no vociferamos, parece que jamás van a contar.

Pues sí, sí cuentan y lo sabemos. Y es en ellos donde transformamos los golpes de pecho en acciones de redención y justicia, porque muy justo es que demos de los dones del Espíritu Santo que nos han tocado, ya sea en mano de obra, consejos, información acertada, educación prudente, entretenimiento humano, caridad piadosa, benevolente, sin mayor pago que el saber que aportamos un grano que pesa un kilo y que debe ser acallado porque sí se pregona o pavonea, pierde el verdadero valor.

Son en esos instantes donde los golpes de pecho son justificados y son parte de una fórmula que funciona con sinceridad.

Cuando pecamos en pensamiento, palabra, obra u omisión, Dios nos acepta cuando de verdad nos arrepentimos. Y no, no salimos con la intención de estar fallando. Pero me disculpan, como humanos, vamos a seguir fallando.

Y por encima de eso, nos vamos a seguir arrepintiendo, aprendiendo, recomponiendo, mejorando, haciendo de lo sociable nuestra interconexión humana, haciendo el bien sin mirar a quien, demostrando que cuando nos arrepentimos de corazón, dándonos golpes de pecho, es porque hemos caído y pedimos intercesión celestial para que Dios nos perdone y nos dé cobijo tanto en La Tierra como en el Cielo.

El ser humano es la obra cumbre de Dios, pero sólo Él es perfecto, nosotros llegamos a la excelencia como máximo, en el área que elijamos, tanto de profesión, oficio, hobbies, costumbre, vocación y acción.

Y vamos a fallar porque no somos perfectos, porque muchos factores se concatenan, porque explotamos sea poco o sea mucho, porque decimos cosas que exacerban a los demás por ser contagiados de nuestras propias molestias y dolencias, esas que se van aglomerando en el pecho y que con golpes queremos sacar porque ese es lugar de Dios en nosotros y siempre el maligno se quiere meter a perturbar.

Tengamos el valor de decir, “sí, me equivoqué y le pido perdón a Dios de corazón, golpeando al mal que se metió, para que salga porque esa no es su casa; y presentemos disculpas a nuestros hermanos al fallarles o al hacerles sentir incómodos porque fallamos para con nosotros y eso les entristece”.

Los golpes de pecho representan pues, el ataque de una persona que se pone del lado de Dios con el fin de golpear en su rostro a la ignominia, lo ominoso, lo palurdo, lo procaz y lo maligno que nos quiera contagiar.

Y sí alguien contra – refuta que los golpes de pecho no son necesarios sí es eso lo que se busca, pues respondamos que tiene razón, pero así queremos, porque hay miles de maneras de atacar al mal y la mejor de ellas es buscar el mutuo acuerdo para atacarlo a él y no a nosotros, entre nosotros, para no juzgarnos ni ocultar que podemos fallar y luego estarán temerosos de que se sepa y en vez de expiar esas culpas, sumarán más viviendo una mentira. Todo por no darse golpes de pecho que sólo pueden aturdir y echar al mal.

Sépase que la forma que esa persona que critica tiene de arrepentimiento y de no pecar, mientras sea contra el mal, para nosotros es de plano, muy buena.

Lcdo. Argenis Serrano - @Romantistech

sábado

Defender al Papa Francisco

Defender a Bergoglio se transformó en una tarea muy difícil. Primero, porque es humano y se equivoca. Y aunque haga lo único que puede hacer un ser mortal luego de un error, que es resarcirse, siempre será juzgado por ello.

En tribunales, una causa ya juzgada no se suma a la anterior, sino que se va al caso en particular, aunque se estudie el expediente de antecedentes. En las redes sociales, siempre se sumará todo, se meterá el dedo en la llaga, se juzgará con todo el peso de una no ley.

El Papa Francisco reaccionó ante la mujer que lo haló como haría cualquier persona asustada, dándole el famoso "ta te quieto". Y de no haberlo hecho, la mujer hubiese sido la juzgada. Porque en redes sociales siempre hay que juzgar a alguien o no hay "paz".

Ya Bergoglio es juzgado porque no ataca a los izquierdistas o derechistas con el rigor de Juan Pablo II, ni como Presidente de El Vaticano; en fin, porque no cumple órdenes. Eso hace que millones no quieran defenderlo y entre esos millones corre un lote de los que también lo atacan.

Y es difícil defenderlo porque ya asumió esa posición en lo que a política se refiere. Quieren todos que arregle a 180 países con sus ciudades autónomas o que vaya en contra de los más sonados como Irán, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pero nadie lo defiende cuando él es ignorado en los mensajes que envía desde la Plaza de San Pedro, que envía con sus emisarios o que dice en persona. Eso no pesa para defenderlo, en muchos.

Lo cierto es que sus errores y que no tiene la dulzura de San Juan Pablo II le gana muchos enemigos que quieren verle la cabeza en los pies, porque esa es la forma que ellos tienen de ser mejor que él.

Es como sí quisieran que dimita para montar a un Papa electo por ellos. O que no haya Papa, que no haya representante en el Trono de Pedro. Que El Vaticano venda todos los tesoros y que con eso dizque se arregle la pobreza en el mundo, administrados muchos de esos países por los mismos que no le hacen caso y que las poblaciones les exigen al Papa que los fustigue, como sí eso fuera suficiente para una invasión celestial luego de ser excomulgados.

La Iglesia Católica defiende, llama al encuentro y deplora maldades, pero no tumba gobiernos ni dictaduras. 

Sólo desean atacar al Papa y al mismo, es difícil defenderlo. Porque tiene sus bemoles y formas distintas de hacer las cosas. Lo digo en plural por la complejidad a la que se enfrenta.

Toda una odisea defender al Papa Francisco, porque se sale del protocolo, porque pide que los emisarios sean la verdadera voz pero le siguen invocando a él y no al Arzobispado de cada país, porque busca el entendimiento y que usen su inteligencia emocional.

Y pide lo que menos le dan y que él siente que es su única defensa: que oren por él.

Lcdo. Argenis Serrano - @Monedistech

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