El sexo es el medio por el cual la raza humana se proyecta hacia el futuro a través de los hijos y la familia. El sexo puede proporcionar mucho placer y felicidad: la naturaleza y el cielo lo planearon de esa manera para que así pudiera continuar la especie. Pero su mal uso o abuso acarrea graves castigos y sanciones; la naturaleza también parece haberlo planeado en esa forma, no sabemos si el cielo.
Pero en un término para nada iconoclasta, diremos que
la falta de educación sexual y
control de los impulsos del hombre y la mujer que lo van banalizando, que le
quitan la pasión, originalidad, lo hacen o feo o soso; le restan valor real y
se apaga en ellos o se excede de una u otra forma.
Si bien se requiere picardía, decisión, entrega,
originalidad, como las parejas que van a un sitio apropiado y juegan a ser
amantes, en las que ambos se desatan los cinturones,
dejan caer sus prendas y dan rienda a sus pasiones, las mismas deben ser por
espontaneidad, atracción, respeto y entrega; no para hacer lo que han visto,
han oído, que no les nace, obligando so pena de chantaje emocional. Esa es otra
forma de infidelidad, estar con alguien y de verdad, no estar desde lo más
profundo de su ser.
Sea fiel a su compañía sexual
La infidelidad por parte de un compañero sexual puede
reducir en gran medida la supervivencia de una persona. La historia, los
periódicos, las narraciones urbanas,
abundan en ejemplos sobre la violencia de las pasiones humanas despertadas por
la infidelidad.
La “culpa” es un mal menor. Los celos y la venganza son
los monstruos mayores que atentan contra la integridad física, los valores
morales y espirituales diciéndose a sí mismo con mentiras que eso es parte de
la cultura de sus pueblos para “salvar su honor”. Cuidado, no se sabe cuándo
despertarán esos monstruos.
Está muy bien hablar de ser civilizado, deshinbido y
comprensivo, pero nada de lo que digas remediará las vidas arruinadas. El sentido de la culpa nunca será tan
doloroso como una puñalada por la espalda o vidrio molido en la sopa.
Además, está el aspecto de la salud. Si no insistes en
la fidelidad de tu compañía sexual te estás arriesgando a contraer enfermedades.
Durante un periodo muy breve se dijo que todas las enfermedades sexuales
estaban bajo control. Este no es el caso si es que lo fue alguna vez. Hoy en
día existen variedades incurables de esas enfermedades.
Los problemas de mala conducta sexual no son nuevos. La
poderosa religión budista en La India se desvaneció en el siglo séptimo pues
según sus propios historiadores la causa fue la promiscuidad en sus
monasterios.
En épocas más modernas, cuando la promiscuidad se
generaliza en una organización comercial o de cualquier otra clase, puede
advertirse que la organización fracasará. No importa que tan civilizadas sean
sus discusiones sobre este tema, las familias se hacen añicos al enfrentar una
o más historias de infidelidad.
El impulso del momento se puede volver el pesar de toda una vida. Inculca esto en todos aquellos que te rodean, así la cultura de la comunicación de parejas, el respeto hasta en momentos de pasión entre solteros o amigos con derecho.
Porque si dos personas no tienen compromiso y
requieren liberación, su compromiso entre ambos son: salud, comunicación, bases
bien sentadas, respeto antes, durante, después y demás reglas de trato según
sus personalidades y vidas. La aculturación es romper una normativa sin
comunicar razones a tiempo, desilusionar, mentir, no ser horizontal.
El sexo es un gran paso en el camino a la felicidad y a la alegría. No tiene nada de malo si se practica con fidelidad, normas, real libertad y decencia.