Reflexioné sobre el hecho indudable de que somos instrumentos de Dios luego de escuchar en un local comercial algunas canciones cristianas, en las que el fragmento de una en especial llamó mi atención, ya que decía –palabras más, palabras menos-, que “si la salud estaba mal, sólo con la oración y nada más, se curaría”.
Obviamente, la fe en la oración es un poder irrefrenable. Pero es limitarse a sí mismo el pensamiento de todo lo que Dios puede hacer por nosotros a través de nosotros. Esto se explica con que tenemos un propósito al llegar a este mundo.
Habrá quien diga que quien sufre, ¿tiene propósito?, o quien es malo, ¿Tiene propósito?, lo voy a responder cruda y realmente: Los caminos de Dios son ajenos a nuestra comprensión, pero siempre llegan a una parte.
Y sí, defiendo que todos tenemos propósito y que es nuestro libre albedrío lo que va cambiando el asunto, además de los entrecruces con las acciones de los demás. Difícil de explicar pero si nos enfocamos en que no estamos solos y que cada acción tiene una reacción, lo lograremos entender.
Instrumentos de Dios
Somos instrumentos de Dios para poder mejorar nuestras vidas. Él nos permitió llegar a donde estamos, a lo que hacemos, a lo que servimos. De allí que millones de personas estén graduadas en una especialidad, pero ejercen otra cosa, aplicando ese conocimiento. ¿La intención de Dios?, a mí parecer es acrecentar ello y que el mundo evolucione mejor, además de darle esa chispa de entusiasmo y utilidad a nuestras vidas.
La canción decía que sólo orando se sanaría y, repito, es cierto el gran poder, pero ya El Señor había preparado ese instante de sanación que necesitamos al permitir que miles de niños, y jóvenes llegasen a la adultez siendo médicos abnegados, capaces de curarnos y/o brindarnos la calidad de vida hasta que nuestro Padre Celestial hiciera su voluntad.
Y que ellos sean instrumentos de Dios, es también su voluntad, para ayudarte a curarte.
Y en otras formas lo demuestra
Desde el año 600 antes de Cristo, han existido diversos instrumentos de Dios construyendo la historia de la sanación de la humanidad. Desde el simple pero inicial descubrimiento de Tales de Mileto al generar electricidad frotando ámbar; en 1752 Benjamín Franklin con su experimento de la cometa sentó las bases de la importancia de la electricidad; luego Alessandro Volta en 1800 descubrió la pila eléctrica; Thomas Edison inventó el bombillo en 1879; en 1901 Marie Curie descubrió que el radio puede curar tumores y en 1946 Luis Álvarez inventó el acelerador lineal con el cual se realiza la radioterapia.
Nótese que hay más descubrimientos que interconectan a éstos y derivan en muchos más, todos enfocados en el bienestar humano integral y con gran incidencia en la salud. ¿No es parte del plan del Señor para que la humanidad sea autosustentable?, pues podríamos decir que sí.
Claro está que el ego, el uso del libre albedrío para robustecer al yoísmo y tantas debacles intelectualoides y/o faltas de sentimiento, debilitaron ese camino que nos podría tener más adelantados como sociedad humanística y comprometida, pero bastante que se ha avanzado.
Y no sólo en la medicina aplica. Hay instrumentos de Dios en la ingeniería que resuelven el problema habitacional de millares de personas con casas asequibles y funcionales; ingenieros y mecánicos que ayudan a la locomoción para que vayamos a nuestros trabajos a ganarnos el pan con el sudor de nuestras frentes, que implica el uso del saber y el hacer en toda expresión legal, moral y útil.
Todos somos instrumentos de Dios
Los animales brindan consuelo, solidaridad y protección; son instrumentos de Dios.
Una amistad que evita que caigamos en el mal o el error, incluso con palabras o acciones no convencionales, es un instrumento de Dios.
Quienes crean música que ayuda a solazar el espíritu; o poemas, pinturas, esculturas, ejercicios, actividades, son parte del plan de Dios para que seamos felices y recíprocos.
Incluso esa canción y quienes la grabaron, cuando sólo vieron un lado, fueron instrumentos de Dios para que quien suscribe pudiese dar su punto de vista y ampliar el poder de la oración con la acción y utilidad de hombres, mujeres, niños, animales, la flora, incluso de las cosas creadas por el hombre.
Porque todas son permisos de Dios en la evolución del mundo, para hacer mejor la vida, sin que ella sea acomodaticia, clasista o para ufanarse.
Fue para hacer de cada espacio del planeta, un punto distinto en el que siempre exista alguien o algo que mejore la existencia de todos aquellos que jamás llegará a conocer, pero con sus aportes, de seguro beneficiará.
Así sólo repartas volantes, cuides una puerta, barras una calle o vendas helados, toda acción de bien siempre repercutirá de forma positiva en alguien.
Porque somos instrumentos de Dios para poder lograr y subsanar aquello que a Él, orando le pedimos.
¿O acaso alguien no apareció y te dijo algo que necesitabas escuchar y mejoró tu vida?, Seguro que sí. Y, ¡Adivina quién le envió!
Lcdo. Argenis Serrano
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