Nos solicitaron una opinión sobre cómo el anime puede influir positiva o negativamente
en la percepción de la religión, sea cual sea esta. He aquí nuestra respuesta.
Considerando que el anime es una forma cultural japonesa
post-moderna, donde se lleva al siguiente nivel (animación) a los mangas (publicaciones impresas) y que
se difunden a nivel mundial desde los años sesenta cuando impactaron gracias a Astroboy entre otros, pues lo que
podemos alegar es:
Son una visión intelectual, filosófica y gráfica muy
personal (del autor y de la productora), sobre cómo ven en Japón a las
religiones en general, donde el sincretismo y la coexistencia son las bases
para el pluralismo y punto de encuentro entre la fe y la forma en cómo esta se
profese de manera individual o por una comunidad religiosa.
Entonces, cada anime es de arte libre, buscando que la religión
sea vista desde el lado de fuerza que cada elemento en ella profesa.
Sus planteamientos pueden ser en extremo osados, como en
el anime Evangelion, en el cual la
humanidad debía luchar contra unos entes llamados Arcángeles, los cuales eran
una clara referencia a los jinetes del Apocalipsis.
Se muestra, la lucha no del bien contra el mal, sino de
la humanidad por subsistir ante un destino que no creen sea el viable. Puede
resultar una herejía, sí; pero consideren que es un imposible, sólo es un
planteamiento muy humano, de un algo que no pueden cambiar.
La religión en el anime
Una de las series más atrevidas y que las mentes abierta
de la religión llegaron aceptar como una factibilidad de la humanización y del
nuevo retorno del Señor a la Tierra, en forma distinta, es el anime, manga y OVAs de Saint Onii-san, que narra de manera
jocosa e imaginativa, la convivencia vacacional entre los humanos, de Jesús y Buda.
Dos religiones distintas, dos actitudes disímiles. Pero
en los capítulos muestran cómo se pueden entender y ser más abiertos los
líderes de dichas religiones. El metamensaje es que todos deberíamos aprender a
emularlos y así poder hacer que la humanidad conviva mucho mejor.
En nuestra opinión, nada que conduzca al encuentro entre
las personas y a reflexionar en base a visiones disimiles pero no negativas,
nada de eso puede ser malo de ver.
Lo que se amerita es una mente bastante analítica, sacar
los prejuicios y concepciones fatalistas, para así entender que hay
planteamientos de fondo, que son valiosos para la humanidad.
Pero muchos prefieren quedarse en la forma y de allí las
críticas, temores, aversión, dejando a un lado preceptos que cada religión
profesa: la paz entre los seres iguales.
Nadie va a abandonar su fe por ver un anime. Así como tampoco
puede abandonar la racionalidad. Puede que no te gusten algunos títulos, en
especial cuando tocan a religión alguna, pero defenestrar todo lo que representan
para el entretenimiento y encuentro, es bastante desleal.
Incluso en religiones tan estrictas como el budismo, el
uso de Buda no es castigado y mucho menos los poderes extrasensoriales que se
les otorgan. Véase como ejemplo a Shaka
de Virgo en Saint Seiya, que enseña algunas verdades del budismo de una
manera poco convencional, pero sigue siendo válido.
Los fanáticos del anime investigan y entienden el balance
entre la ficción y la realidad, fomentando lo que toda religión debería hacer
en el marco de la fe: el libre albedrío.
Eso, de manera práctica y más integradora, es lo que se
profesa –o debería profesarse- en toda clase de religión o reuniones de fieles
a nivel mundial. Que este arte de Japón
lo haga de otra manera, es un asunto distinto y que no debería ser polémico,
salvo sí llamase a cambiar a la fe por horrores o beligerancia.
Esperamos que esta respuesta permita abrir los ojos a
este valor cultural del Japón y que
aplique a otras maneras de mostrar los detalles más abiertos o los más
escondidos de la religión y el cómo nos circundan, pero por oquedad, no los
vemos ni entendemos, creando tendencia al separatismo.
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