Los
Diez Mandamientos de la Ley de Dios, entregados a Moisés en el Monte Sinaí y escritos por la
mano de Dios, fueron el pacto de Dios con los israelitas que fueron rescatados por él
de su prisión en Egipto.
Más la corrupción en
ese pueblo hizo que fuesen castigados por varias generaciones hasta que los
desobedientes fuesen al juicio máximo ante Dios.
Esta es una
interpretación libre de Los Diez Mandamientos que no precisamente han de
tomarse al pie de la letra; pero aplican para nuestra sociedad actual.
Corrigiendo y evitando ciertas actitudes que derivan, esos resumidos mandamientos nos ayudarán a hacer mejor las cosas y ganarnos los mejores parabienes. El mundo lo necesita, es hora de dárselo desde nuestro sitial en la vida, todos somos valiosos por ser hijos de Dios.
Los 10 Mandamientos
Primer Mandamiento
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Segundo Mandamiento
No tomarás el nombre de Dios en vano.
Tercer Mandamiento
Santificarás las fiestas.
Cuarto Mandamiento
Honrarás a tu padre y a tu madre.
Quinto Mandamiento
No matarás.
Sexto Mandamiento
No cometerás actos impuros.
Séptimo Mandamiento
No robarás.
Octavo Mandamiento
No darás falso testimonio ni mentirás.
Noveno Mandamiento
No consentirás pensamientos ni deseos impuros ni
desearás a la mujer de tu prójimo.
Décimo Mandamiento
No codiciarás los bienes ajenos.
Libre interpretación
Primer Mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
El amor a Dios no es estarlo nombrando y
bendiciendo todo para Él; es amar lo que ha logrado con la vida y las cosas de
todos. Agradecer que una persona ajena estudió medicina y salvó a otra persona desconocida
que es costurera y que ésta a su vez remendó la ropa de una persona necesitada,
gratis y de corazón, es amarle. Porque estás viendo cómo obra Dios en cada
persona, a través de su bien.
Segundo Mandamiento: No
tomarás el nombre de Dios en vano.
“Te lo juro por Dios” y no lo haces;
“Dios quiera te caiga mal eso” ¿por qué?; “Dios no permita que me dejes”, pero
le haces daño a tu pareja; “Quiera Dios me gane este número para irme a
rumbear”, cuando –sin demeritar ni promover a las loterías-, ese dinero te
serviría para ropa, comida, calzado, reparaciones.
Eso es tomar su nombre en vano. Y más
aún, su Poder, Voluntad y Existencia.
Luego no te andes quejando el por qué te va mal, cuando te alejaste de Dios con
tus peticiones.
Tercer Mandamiento: Santificarás
las fiestas.
La algarabía, el baile, la bebida, no se
santifica con oraciones; se santifica con disfrute sano, diversión sana,
compartir de corazón sin mayor intención que hacer que todos perciban tu gozo.
Que el mundo gire en derredor de todos, así seas tú el homenajeado.
Hacer sentir bien y en comunión de
hermanos, eso santifica toda fiesta y está pleno de probidad.
Cuarto Mandamiento: Honrarás a
tu padre y a tu madre.
Nunca levantarle la mano. Si se ofusca y
grita o molesta, el hijo da su brazo a torcer y presenta disculpas cuando las
aguas se amansan. Nada de hablar de defectos, salvo de ejemplo o chiste porque
somos imperfectos. Preguntarles cómo se sienten, qué quieren, lo que han
vivido.
Conocer la historia y anécdotas de
nuestros padres es aumentar lo mucho que somos de ellos. Que en vida tengan
dignidad y cariño aunque sea lejano. Cuando estén en el cielo, este, el más
citado de Los 10 Mandamientos, indica que honrarlos es hacer lo que nos
enseñaron y no apagarnos, porque eso no es lo que quisieron en vida para
nosotros.
Quinto Mandamiento: No
matarás.
Parece evidente el mal que es matar y aun
así, padres y madres no les enseñan a sus hijos a respetar la vida y éstos
empuñan un arma por diversión y usan su fuerza física para intimidar.
También mata el que miente para herir,
el que es infiel por beligerancia e ínfulas de superioridad hacia su pareja,
quien abandona al necesitado, quien da chismes para humillar. Porque matan a la confianza.
Desde que Dios forjó Los 10
Mandamientos, este ha sido el más difícil de cumplir por causa de los malos y
equivocados, incluyendo a quienes matan plantas, agua, tierra, animales, sueños
y se suicidan, matando la obra de Dios.
Sexto Mandamiento: No
cometerás actos impuros.
Ahora la gente es tan libre que lo que
se diga que es impuro, se ataca. Por ello, dejamos que interprete a este
mandamiento en base a la pregunta, ¿Estará bien hacer esto con mi cuerpo, con
su cuerpo, con la moral, la ética y las buenas costumbres o estaré pasando
encima de todo por una rebeldía justificada nada más a mi favor?
Séptimo Mandamiento: No robarás.
No robar tiempo, sueños, esperanzas,
ilusiones, ideas. Aplica por igual como robar objetos.
A veces hasta robar un beso, que es tan
sano, puede ser malo sí sólo se hace por fastidiar o por entender mal las
señales.
Por ahora, quizá lo que no altere a éste
entre Los 10 Mandamientos, sea robar sonrisas y robarles la infelicidad a otros
para lanzarla lejos donde se pierda.
Octavo Mandamiento: No darás
falso testimonio ni mentirás.
Las mentiras blancas, tipo “¿Hoy es tu
cumpleaños?, ni me acordaba”, para luego sorprender con una fiesta, son
mentiras bonitas y que deberían ser válidas y llamadas de otra forma. O quizá
mentir para no aumentar el dolor de alguien, para no ser despiadados en ese
instante.
Pero mentir para quedar bien, para
resolver lo que no puedes, para evitar un castigo que mereces, es pecar contra
Los 10 Mandamientos en este octavo mandamiento.
Atestiguar lo que no viste y lo que
supones es chismear y meter cizaña que terminará acabando con el acusado injustamente
o liberará al que sí es culpable.
Mentir exige más cosas y son malos
ratos; mejor decir la verdad sin que sea “tu” verdad; la vida, le resarcirá y
volverá a unir a quien se deba doler por la misma.
Noveno Mandamiento:
No consentirás pensamientos ni deseos impuros ni desearás
a la mujer de tu prójimo.
Impuro es abusar, matar, humillar,
vejar, negar atención o ayuda. Hacer lo que una sociedad falsa te empuja o
inspira.
Impuro es lo que no sientes y que va en
contravención de lo que tu entorno quiere.
Impuro es todo lo que te puede –y quizá,
debería- llevarte a la cárcel.
Simplemente, no lo hagas, evítalo, nunca
saldrás bien librado y la conciencia te atormentará y destruirá desde dentro;
esa es la forma de castigo divino en
todos Los 10 Mandamientos.
Desear
a la mujer de tu prójimo es una estupidez, ¿Acaso no hay
más mujeres?, sólo quieres lo que ya has evaluado por capricho.
Si la mujer está en la etapa de novia y
es infeliz, podría ser válido amarla
(distinto a desear) y rescatarla de un mal destino. La vida no es una telenovela donde se busca el amor de alguien que
contrajo matrimonio.
Y este mandamiento aplica por igual para
que las mujeres no deseen a los hombres casados, sea para casarse o para un
rato. Siempre habrá castigo por ello.
Décimo Mandamiento: No
codiciarás los bienes ajenos.
Gánate lo tuyo. No robes lo que hacen
los demás, salvo las ideas para hacer las tuyas (punto de partida) y cópiate
las ganas de salir adelante.
De esa forma no se codicia, sino que se
hace. Los caprichos, en especial por las cosas materiales, aunque las consigas,
no las sentirás como éxitos, porque sólo lo hiciste por la insana competencia y no porque lo necesitabas o querías para
mejorar.
Codiciar siempre sale más caro, porque
Dios y la vida, pasan doble factura.
A mis lectores, sobre el tratamiento dado acá a Los 10 Mandamientos
Reitero que esta es una libre
interpretación de Los 10 Mandamientos, tratando de aplicarla a los tiempos
actuales.
Pido a Dios perdón si por mi humanidad
anárquica fallé en el criterio de su santa
palabra y si llegue a acertar en inspirarles, espero que muchos salgan
beneficiados y sea un efecto dominó de bienestar para todos.
El mundo, nos necesita y Los 10
Mandamientos han estado y estarán para nosotros hasta el fin de los tiempos.