Algo que incomoda a los practicantes de otras religiones con relación a los cristianos católicos, es la libertad con la que los últimos se relacionan con todas las cosas de lleno, casi ni objetándolas, rozando a veces la línea que divide al bien y el mal. Por eso cuando ven a cristianos comprando por Internet, viendo cualquier página, entre lo banal o lujurioso, éstos creen que es falta de disciplina por parte de los jerarcas de la Iglesia católica.
El libre albedrío
Aunque los cristianos católicos son muy apegados a los
Diez Mandamientos de la Ley de Dios, cuando se comportan como ciudadanos del
mundo, se transforman en sus propios auditores, los que realizan una guía de compras basada en sus
necesidades y mayoritariamente, para no envanecerse ni causar daño a los demás,
muestras de humanismo cristiano.
Lo prohibido es más sabroso. Y ya es bastante fuerte el
tener que frenar muchos pecados, mismos que van destruyendo desde dentro y que
en confesión se escuchan y en penitencia y obras de corazón se expían, para
poner más trabas a las actitudes.
Por eso la Iglesia Cristiana como todas las iglesias de
otras religiones y sectas, conminan es al bien en homenaje a Dios, pero no con
exceso de restricciones, sino adecuándose a los fundamentos culturales y
valores del cristianismo para encontrar una muy necesaria equidad.
Por esto, los cristianos se comportan como ciudadanos
del mundo, que entienden que la evolución es parte del permiso celestial par
que las personas desarrollen más y mejores cosas por la humanidad. Por eso
existen las profesiones y talentos, por la bendición de Dios.
Por eso, vía Internet y sin mayores restricciones que
las de la ética, no envidiar ni ser codiciosos, ociosos ni snob, vemos a cristianos
comprando autos a medida de su esfuerzo, necesidades y sueños, cristianos
comprando acciones para salvaguardar el futuro económico de los suyos,
actualmente hay cristianos comprando bitcoin porque entienden al futuro como un
instante que es ya.
La guía de compras de los cristianos católicos está
redactada de conciencia, mesura, equidad, distribución equitativa, ganancia en
base a logros gracias al trabajo fecundo y creador y la observancia de buenas
oportunidades, ofertas y productos que puedan otorgarle no una vida ostentosa y
presumida o peor aún, pecaminosa, sino una vida de calidad con el apoyo de todo
lo que –gracias a Dios- la mente humana puede crear para bien y facilitar la
vida, sin hacerla perezosa o abandonada, que son formas de atentar contra la
gran obra de Dios: la vida humana.