miércoles

¿Cómo Orar?, ¿Gritando, Calmados o en Silencio?, ¿Quizá cantando o leyendo?

Cuando vemos a los sacerdotes, pastores, líderes espirituales e incluso a la grey o congregantes orando, aprendemos a comprender el por qué y cómo orar; luego, por el libre albedrío o ambiente, desarrollamos el estilo propio.

Más el boom de las redes sociales y las neo – iglesias gigantescas que reúnen a miles de espectadores, además de sus formatos de misa o reunión que difieren unos de otros, sumado a los sistemas de sonido e iluminación y/o pantalla gigante que terminan creando ambientes rockstar para cada servicio religioso.

cómo orar

Orar a gritos o con "espasmos"

El problema pasa a ser, al momento de preguntarnos ¿Cómo orar?, es, ¿Orar gritando a todo pulmón tu fervor a Dios?, puede ser una manera personal y emotiva bastante personal, que exprese todo el caudal que siente en su ser, más, sí se transforma en costumbre, adicionándole palabras de temor, castigo o exagerados poder de unción (incluso de creer que porque la palabra tiene poder, se tiene poder sobre Dios mismo), esos gritos pasan a ser flagelantes, intimidantes y una total distorsión del mensaje que se quiere predicar.

Incluso lo vemos en los predicadores independientes que se van a las plazas o aceras a vociferar a los transeúntes. Gritos exigentes de arrepentimiento, temores sobre el infierno, sólo decir los pecados que se expresan en La Biblia, querer guiar sólo a su verdad y no la verdad de Dios. Eso hace que los marchantes se alejen, al no verse representados en sus palabras y/o mensaje y mucho menos en los gritos estentóreos.

Y ni hablar de esas oraciones en supuests lenguas antiguas y con movimientos casi que convulsivos. Una cosa es dejar al cuerpo hablar tambien en la oración, otra, fingir posesiones o dominios. Al Señor, nadie le engaña.


Orar calmados o en Silencio

Los católicos, ortodoxos, judíos, musulmanes, hindúes, budistas, manifiestan en su actuar que la manera de cómo orar, es calmada, en silencio o a baja voz. Esto puede ser apacible y permitir más la concentración y fervor respetuoso a Dios Padre, pero todos, terminan bostezando por la monotonía.

Pareciera que la conversación con el Padre a través de la oración o el rezo / ruego, sólo se debería hacer de manera trémula. Pero, ¿Dios no nos quiere vivos, alertas, dinámicos y muy respetuosos al hablarle?

Aunque Él escuche nuestros más leves pensamientos, uno debería buscar cómo orar de manera conversacional respetuosa, animada, despierta, sincera y activa. Sea sólo o en compañía, no deberíamos temer a que Dios nos oiga y que además, contagiemos el ánimo de orarle a Dios para pedirle, explicarle, agradecerle y/o contarle nuestro día a día y amor por Él.


Cómo orar cantando, leyendo o componiendo

Mientras nos e un bochinche con distorsión, Dios siempre gozará que le cantemos una canción. Quizá no sean los salmos o himnos litúrgicos, pero sí no son demasiado escandalosos o banales, además de no ser tan aletargados o mecánicos (no confundir con lo que se lee de una partitura), todo debería estar bien.

Invitar a orar, rescatar la esperanza, comprender que el destino es inevitable y que cumplir con nuestras vidas no es desamor, sino el paso a la Eternidad, además de lo respetuoso de las armonías, cadencias y mensajes, es lo que debe contener una buena canción a manera de oración al Altísimo.

Leer una canción o leer una oración, es algo válido. Para eso se componen, para ser leídas y recitadas de memoria. Pero el ingrediente vital, es la fe, la conversación de corazón, la correspondencia y entendimiento de lo allí escrito y que se sume a tu sentir y solicitar.


¿Cómo orar?, bueno, luego de lo expuesto y por lo tanto, concluyo que…

La manera debería ser sin show, sin creerse por encima de Dios o que Él cumple tu voluntad al momento porque oraste ante un público una oración de la nada (en especial aquellos que roban con lo del diezmo obligatorio).

Tampoco tan callados porque bostezamos; sin música estridente porque tergiversamos y sin una lectura estéril, porque no es la manera de cómo orar que concilie entre lo leído y lo que se siente.

Y sí se hace en silencio, porque las circunstancias lo exigen, mucha concentración y ánimo, para que el corazón levante respetuosamente su voz hacia el Señor y éste nos oiga tal cual nos quiere: hablando de todo corazón con Dios.

Lcdo. Argenis Serrano 

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