martes

La Aventura Espiritual

 


¿En qué coindicen la oración, la reflexión y la meditación?, en dirigirnos a lo espiritual, desligándonos de las preocupaciones mundanas, de los resentimientos. Nos lleva a buscar respuestas incluso de preguntas que no sabíamos que debíamos formularnos. En fin, la aventura espiritual es el encuentro interno con todo aquello que por mano propia o por no fijarnos, vamos dejando a un lado.

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¿Cuándo emerge la aventura espiritual?

Lamentablemente las personas se adentran a la reflexión sólo cuando:

-    Ven su vida comprometida por una afección de salud o un accidente.

-    Luego de la muerte de un ser querido, en cualquier circunstancia.

-    Cuando un susto muy grande le llama a la reflexión.

-    En ocasiones, por moda o arrastrados por el merchandaising.

Sea usted cristiano católico, apostólico, evangélico, Testigo de Jehová, gnóstico, metodista, metafísico, budista, musulmán e incluso, los ateos (muy a su modo), siempre tendrá un momento reflexivo.

Ese en que necesita hablar con su Yo interno y además, buscar a la sagrada presencia que interconecte lo espiritual con lo humano.

En ocasiones, la meditación busca el auto convencimiento, diciéndose lo que se quiere decir y esto, es un error. Para poder encontrar soluciones y expiar sus culpas, mitigar sus penas y dar descanso a su cuerpo y alma, debe decirse la verdad, actuar en consecuencia y romper las cadenas.

De esta forma es como la aventura espiritual empieza, saliéndose de la caja de los convencionalismos, apartando el yoísmo, olvidando la mezquindad y anarquía propia de los seres humanos. Es todo un acto de contrición que renueva la fe.


Quienes la logran

Quien busca a Dios dentro de su ser y no sólo por sus necesidades, sino pidiendo por todos y así abriendo su panorama, consigue más reposo y puede solucionar cada problema uno a uno, sin agobiarse más de lo normal. La aventura espiritual que nace de la meditación, reflexión, oración, ayuda a trascender y organizarse.

Todas las religiones, ideologías, creencias, prácticas psicofísicas (Yoga, Tai – Chi, incluso los bailes tribales árabes y la parapsicología), conducen a poner a nuestra casa mental y espiritual en balance, para que encontremos preguntas y respuestas.


¿Cuáles pueden ser esas preguntas y respuestas?

-    ¿Por dónde comienzo?

-    ¿A quiénes puedo consultar?

-    ¿Por qué dudar si ni siquiera lo he intentado?

-    El plan ha variado con cosas que no anticipé, ¿Debo abandonar o reestructurar?

-    ¡Debo ir paso a paso, sin apuros, sólo constancia!

-    ¡Cazar esa pelea me quitará tiempo, mejor me avoco a solucionar y hacer cosas distintas!

-    ¡Si desgloso por prioridad, delego funciones, no exagero en mis capacidades, podré bien liderar y todos saldremos ganando!

-    ¿Por qué a mí?

-    ¿Por qué no a mí?

-    Bueno, me tocó, es parte de la vida. No por eso me voy a echar a llorar.

-    Si me pongo en paz, pienso mejora las cosas y pongo el ambiente mucho más liviano.

No esperemos los malos momentos para detonar la aventura espiritual

En fin, sentarse a meditar de la manera más natural, tomando aire, cerrando los ojos, viendo con la mente y el alma, es elevarse e ir a donde la imaginación, el cuerpo, el alma, han estado, desean estar, no imaginaron llegar o merecen estar allí.

Y al volver al día a día laboral, estudiantil, familiar, en fin, social, gracias a esa aventura espiritual que hicieron a su manera más reflexiva, al poner el cuerpo en calma y la mente en un estado de receptividad y emisión mutua, conseguirán de forma positiva, todo aquello que no le quisieron otorgar las malas vibraciones, el stress, el obscurantismo, la desorganización y la apatía.

Tómese unos minutos al día, medite, ore, reflexiones, realice ejercicios isométricos, inhale y exhale lentamente, en fin, bájele dos a la intensidad y súbale todo el volumen a un ritmo de vida, actitud y decisión mejor.

Así es como vivirá en todo momento, la aventura espiritual.

Lcdo. Argenis Serrano

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