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sábado

Shiva, el destructor

La tradición espiritual hindú, como muchas otras, ofrece historias y figuras míticas para que tengamos una noción de su filosofía trascendente. Shiva, el destructor.

Así, Shiva forma parte de la trinidad suprema de la mitología hindú, que representa el Absoluto inmanifiesto, y que encabezan también Brahma, el creador, y Vishnu, el preservador. 

Su carácter complejo es el más difícil de describir de los tres, pues es a la vez compasivo y temible. Algunos aseveran que Shiva es una manifestación de la Totalidad—Brahman, que debe ser diferenciado del dios Brahma—y que él y Vishnu son el mismo. 

Importancia de Shiva

Sin embargo, es importante recordar que la destrucción es esencial para la purificación y el crecimiento espiritual. Este aspecto despiadado de Shiva puede estar relacionado, quizás, con el temor al cambio y a la muerte que es tan común en los seres humanos. 

Shiva es el dios de la destrucción, que acaba con lo que existe para que pueda surgir lo nuevo y la vida se transforme y renueve. Por este motivo, es más preciso definirlo como el dios que regenera el universo.

En el camino espiritual es necesaria la destrucción de la negatividad, de los malos hábitos y de la ignorancia, además de dejar atrás el pasado para crecer y evolucionar. No es gratuito que Shiva sea conocido también como "el más grande yogui" y el dios del yoga. 

Según esta tradición, la creación y la destrucción son ciclos continuos. 

La muerte permite la continuidad de la vida, abriendo nuevas posibilidades de mejoramiento del ser. 

Este sistema de pensamiento está basado en la ley del karma y en el ciclo de vida y muerte (samsara). 

La reencarnación del espíritu permite regresar en un cuerpo físico a la tierra para seguir aprendiendo y evolucionando antes de alcanzar la liberación. 

La muerte, por lo tanto, se percibe dentro de esta filosofía tan natural como el nacimiento. 

El sonido primordial del mantra OM o AUM, representa a Shiva como el Omnipresente, con todas las cualidades del Absoluto. 

Esto sugiere que los tres aspectos del universo son en realidad uno solo. Shiva es conocido como Omkar, el creador del sonido que da origen al mundo.

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Diferentes nombres de Shiva

Shiva quiere decir en sánscrito “bueno”, “bienaventurado” o “favorable” y se cree que trae estas cualidades a sus devotos.

Además, la destrucción es en realidad creación, pues es un acto que regenera la vida. 

El aspecto destructivo de Shiva tiene una dimensión bondadosa, por ser una manifestación comprensible y definible para el ser humano (Ishwara) del Absoluto. 

Esta tradición cree que el la conciencia universal es esencialmente compasiva y bondadosa, aunque la naturaleza efímera y perecedera de la vida pertenezca también a su lógica.

Este gran dios hindú se conoce también con otros nombres que nos revelan las diferentes características que le son atribuidas y las asociaciones que tiene en la tradición hindú y yóguica. 

Por ejemplo, Yogiraja (dios del yoga), Nataraja (dios de la danza), Bhuteshwar (dios de los espíritus), Viswarupa (de forma universal), Pashupati (dios de todas las criaturas), Maheshwara (gran señor), Mahadeva (el dios más poderoso), Shankara (hacedor del bien), Gangadhara (el que contempla el río Ganges), Dhurjati (que adquiere la forma del humo).

Shiva es también Nataraj, dios de la danza, que lleva a cabo su danza Tandav en momentos de ira y que destruye el mundo entero, pero que contiene un simbolismo grande en torno a la regeneración de la vida y a la destrucción de la oscuridad. 

La danza armoniosa con Parvati—o Shakti, la energía femenina del mundo manifiesto—los une en un solo cuerpo, y hace que el ser humano tenga un lado femenino y otro masculino, como explica esta tradición.

El tercer ojo en la mitad de su ceño tiene el poder de incinerar. 

Esta parte furiosa del dios se conoce como “rudra”, que quiere decir "aliviar las penas", lo cual sugiere a que la muerte es la máxima liberación del sufrimiento de la vida. 

Rudra es también el nombre por el que se conoce al pequeño ser que fue creado de la frente de Brahma, como veremos más adelante.

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Shiva en la mitología

Shiva tiene cuatro manos. Lleva un tridente en la mano izquierda superior (el trishul), un tambor en la mano superior derecha, un recipiente de madera, y su mano inferior derecha da una señal de bendición. 

Su cuello es azul por haber bebido el veneno que salió del océano cuando fue agitado en el momento de la creación.

Es el dios y protector de los animales y es quien los controla y los doma. 

En su indumentaria esto se representa a través de la piel de tigre y de las serpientes que lo acompañan. 

Algunas representaciones de este dios lo acercan morfológicamente a un animal.

Tiene también un collar donde cuelgan calaveras y otro de rudraksha, el collar de semillas para meditación, cuyo nombre en sánscrito es “las lágrimas de Rudra”. 

Su cuerpo está cubierto de cenizas. Su pelo cae sobre su pecho, pero parte de él está atado en la coronilla de su cabeza, donde hay una luna. 

Se dice que la luna aceptó la cabeza de Shiva como su morada cuando salió del océano. Ganges, el río sagrado, cae sobre él para luego bañar la tierra. 

Vive en la cúspide de la montaña Kailash en los Himalayas y viaja en su toro blanco, llamado Nandi.

Shiva se describe como un dios supremamente ingenuo y compasivo. Cuando está en su forma bondadosa, es de gran ayuda para los devotos. 

Se dice que Shiva no distingue entre las personas que actúan bien y aquellas que actúan mal, y que ayuda a todos por igual mientras sigan el camino de bhakti (devoción), por lo cual tiene entre sus devotos criminales y seres inferiores. 

La mitología lo describe recorriendo el mundo en su toro, Nandi. 

Se dice que viaja acompañado de Parvati, su diosa consorte, y que cumple las peticiones si el devoto lo tiene en su corazón en el momento en que los dioses pasan cerca de ella o de él.

Algunas tradiciones sostiene que Shiva es swayambhu, o que se dio origen a sí mismo, aunque existen algunas leyendas sobre su nacimiento. 

De acuerdo con el Harivamsa—texto de la literatura sánscrita que se centra esencialmente en historias sobre el dios Krishna y se cree es un complemento del Mahabharata—, Shiva y Vishnu son el mismo. 

Son aquella fuerza divina que representa la eternidad y que la enriquece destruyendo lo espiritualmente muerto y las fuerzas negativas. 

Según los Puranas (textos sagrados de la tradición india que forman parte de los Vedas), el dios Brahmasurgió del ombligo de Vishnu. 

Cuando demonios amenazaban con matar a Brahma, del ceño de Vishnu nació Shiva para protegerlo. 

Por otra parte, se dice que Shiva apareció en el regazo de Brahma, cuando meditaba para pedir un hijo y fue llamado rudra, que viene de la palabra sánscrita rud, o llanto. 

Hay otra explicación mitológica que afirma que Rudra nació de la frente de Brahma cuando estaba muy enojado con los cuatro rishis (sabios o santos) por no venir a popular el mundo. 

Este es el único dios de la trinidad que tiene hijos propios: Ganesha, Kartik y Hanuman.

Se dice que Ganesha, el dios con cabeza de elefante, nació del polvo y el sudor de la diosa Parvati en ausencia de Shiva, y que éste cortó su cabeza cuando el pequeño quiso impedirle la entrada al lugar donde estaba la diosa, dándose un baño. 

Kartik es hijo de la semilla de Shiva y de seis madres más, por lo cual tiene seis rostros. El dios mono, Hanuman, también es hijo de Shiva, pero nacido de Anjani.

En el Ramayana aparece el nombre de Shiva como una referencia muy importante de adoración. 

Después de que el héroe mítico Rama dió muerte a Ravana, el rey de Lanka, quien había secuestrado a su esposa Sita, Rama construyó un shivalinga—símbolo de devoción a Shiva, que describiremos más adelante—en Rameshwaram, a orillas del océano índico. 

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Shiva y Shakti, energías complementarias 

La diosa consorte de Shiva es Uma, también conocida como Parvati, hija de Himavat, rey de los Himalayas. 

Shiva y Parvati representan las dos energías opuestas que se unen para dar forma a la creación: la conciencia (purusha) que se une con la naturaleza (prakriti) para hacer manifiesto el mundo material. 

Shakti es la energía creativa que forma parte del ser cósmico y que permite la renovación constante, la transformación y la regeneración. 

Shiva y Shakti son fuerzas complementarias, pero son una sola porque pertenecen a dos aspectos del Ser Universal.

Este es el principio sobre el que se basa el Shiva Linga, o Limgam, que es el símbolo que alude a Shiva. 

En este símbolo, además, Shiva se presenta como uno y el mismo con el Creador, el símbolo de lo inmanifiesto y Absoluto, que no tiene forma y que contiene el poder creativo y la verdad trascendente. 

Shiva sería otro símbolo de Atman, la naturaleza luminosa y eterna que está en nosotros.

Shiva se evoca a través del linga, una especie de símbolo fálico, de cualidades masculinas, que yace en un yoni—que significa asiento, vientre o vagina—y que simboliza el sexo femenino. 

El shiva linga siempre va acompañado de su contraparte femenina. Juntos representan el "huevo cósmico", el potencial regenerativo y que da origen a la creación. 

Los seguidores de Shiva afirman incluso que el shiva linga es la manifestación de los cinco elementos: tierra, agua, aire, fuego y éter. 

El Lingam es el símbolo de la unión entre prakriti y purusha, Shakti y Shiva: la naturaleza y la conciencia. 

Además de esto, la palabra linga es interpretada como "verdad" y "conocimiento". También como "signo" o "emblema". 

Es decir, el símbolo por excelencia del gran dios Shiva: una figura mítica muy poderosa y compleja que lleva en su esencia los opuestos que conforman y equilibran el universo (femenino/masculino, creación/ destrucción). 

Fuentes:

Bahadur, Om Lata. The Gods of the Hindus. UBS Publisher´s Distributors, Delhi, 2002.

Banerji, Shyam. Hindu Gods and Temples. I.K. International Pvt. Ltd.

Hemenway, Priya. Hindu Gods. Chronicle Books, San Francisco, 2003.

Smith, Daniel. Handbook of Hindu Gods, Goddesses and Saints. Sundeep Pakrashan, Delhi, 1997. 

 


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