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viernes

El Adviento (Domingo de Gaudete)

Un llamado a la alegría en la espera

El Tercer Domingo de Adviento ocupa un lugar único y especial en el calendario litúrgico católico. Conocido como el "Domingo de Gaudete" o "Domingo de la Alegría", marca un punto de inflexión en el tiempo de preparación de la Navidad, aligerando el tono penitencial del Adviento con un mensaje claro de regocijo.

El término Gaudete proviene del latín y significa precisamente "regocíjense" o "alégrense", tomado de la antífona de entrada de la Misa, que cita el pasaje de la Carta de San Pablo a los Filipenses: “Regocíjense siempre en el Señor. Insisto: ¡Regocíjense! El Señor está cerca” (Filipenses 4:4-5).

Este domingo de Gaudete actúa como un faro de esperanza a mitad del camino de Adviento, recordando a los fieles que la meta de la espera—el nacimiento de Jesús—está inminentemente cerca.

domingo de gaudete
 

El sentido del color rosado 

La manifestación más visible de este día domingo de Gaudete es el uso del color rosado en la liturgia. Durante el Adviento, el color de las vestiduras sacerdotales es el morado o violeta, simbolizando la preparación, la penitencia y la sobriedad.

Sin embargo, el Domingo de Gaudete permite el uso del rosado, que representa un color intermedio: una pausa jubilosa en la penitencia.

Este color más suave significa la alegría que comienza a vislumbrarse ante la cercanía del Salvador. De manera coherente, en la Corona de Adviento, la tercera vela que se enciende es tradicionalmente de color rosado, marcando el momento del júbilo y la proximidad del gozo navideño.

 

El adviento: Raíces históricas y práctica del domingo de gaudete

Históricamente, el Adviento era un periodo de ayuno estricto, similar a la Cuaresma (de hecho, en algunos lugares se le llamó "Cuaresma de San Martín"). Con el tiempo, la Iglesia suavizó las prácticas penitenciales, pero mantuvo ciertas características. El Domingo de Gaudete, al igual que el Domingo Laetare de Cuaresma, se estableció como un día de alivio y ánimo.

Además de las vestiduras, este domingo permite a las iglesias embellecerse con flores y usar el órgano con más libertad, elementos que están restringidos durante el resto del Adviento. Más allá de lo litúrgico, el Domingo de Gaudete es un llamado a la conversión personal. La alegría que se celebra no es superficial, sino el profundo gozo espiritual que brota al acoger a Cristo como Salvador y reconocer que Él viene a liberar del pecado y a establecer su Reino de Paz.

El mensaje de San Juan Bautista, cuyas lecturas a menudo resuenan en este domingo, nos exhorta a allanar el camino del Señor con humildad y fe.

Lcdo. Argenis Serrano 

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