La simplicidad es su manejo, la tecnología es de
punta; su funcionamiento es sinónimo de efectividad, su fin es sinónimo de
humanismo.
Porque existen combinaciones idóneas entre lo
tradicional y lo moderno, lo vanguardista y lo clásico, lo común y lo no tan común,
lo necesario y el apoyo.
Las salvaescaleras
se transformaron en un punto de apoyo para quienes la vida que nos da Dios les tocó
en su asignación, por el equilibrio del mundo, un andar despacio o un transitar
con el apoyo de aparatos que la mente humana creó, sus manos y ciencia
desarrollaron y que Dios permitió.
La esencia del mundo es esa, sin que nos sintamos
objetos de prueba, somos parte de un balance que evita el colapso de nuestra
propia raza, que a veces ha demostrado con su anarquía que debe ser así. Sin que
por ello nos fustiguemos con el “¿por qué a mí”?
Grandes personalidades han avanzado en el campo
de la mente y el corazón más allá de las limitaciones de sus pasos. Y han
llegado a donde quieren con sus propios medios y con la ayuda de las personas
que también Dios nos signó para cada vida: familia, amigos, conocidos y de
manera indirecta, lugares de creación, como laboratorios, tecnológicos,
empresas u orfebres, para que podamos movilizarnos.
Existen casas particulares donde las familias
pueden desenvolverse con normalidad y mucha tranquilidad porque su ser querido,
ya sea una persona con capacidades reducidas o una persona mayor que ya no se
mueve con rapidez, pueda desplazarse por las escaleras por sus propios medios y
así hacer su vida de arriba abajo con normalidad y con esa fuerza del ánimo de
poder valerse por sí solo, con tan sólo apretar un botón para poder trasladarse
de arriba abajo y viceversa.
Por igual los centros comerciales, los lugares
educativos, oficinas públicas, iglesias, sinagogas, edificios particulares y sitios de recreación y
cultura se han ajustado al uso de las salvaescaleras, porque respetan los
derechos de todos por igual y así nos hacemos más unidos como conglomerado, sin
límites ni compasión, sino con deberes y derechos, respeto e interacción por
igual, como hermanos que somos en este paso por la vida terrenal.
Son entonces las sillas salvaescaleras parte de
la solución en pro de colaborar para con esas personas que se limitaban de
trasladarse por las restricciones de los lugares. Ahora, con un trato más
humano con el uso de la tecnología, su fortalecimiento espiritual les hacen
creer más en sí mismos y crecer como personas, siendo ejemplos para otros.
Todo porque el beneficio de usar alguna de las
distintas formas de salvaescaleras que existen en el mercado, les han dado el
apoyo para consolidarse en este mundo de hoy y así aportar para un mejor
mañana.
Cuando la tecnología está en pro de quienes más
la necesitan, podemos hablar de tecnología de punta. Las salvaescaleras, en su
sencillez y diseño, son el apoyo para el desenvolvimiento de esas personas que
tanto queremos.
Dios inspira y permite, el hombre construye y
disfruta en comunión.
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