martes

El Adviento


El Adviento (en latín: Adventus Redemptoris, ‘venida del Redentor’), es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo. 

 Su duración suele ser de 22 a 28 días, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad (celebración litúrgica de la Navidad) pero, en el caso de la Iglesia ortodoxa, el Adviento se extiende por 40 días, desde el 28 de noviembre hasta el 6 de enero.


Los fieles cristianos consideran al Adviento como un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por la espera vigilante (es decir, tiempo de esperanza y de vigilia), de arrepentimiento, de perdón y de alegría.

Durante el Adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares una corona de ramas de pino, llamada corona de Adviento, con cuatro velas, una por cada domingo de Adviento. Hay una pequeña tradición de Adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, por ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.

Los domingos de Adviento, la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de Adviento. Luego, se lee la Biblia y se hace alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.

sábado

Oraciones a la Virgen del Perpetuo Socorro

ORACIÓN I
¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza habéis querido llamaros Madre del Perpetuo Socorro! Yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocaros, Vos seréis fiel en socorrerme. Alcanzadme, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Rogad a Jesús por mí, y salvadme.

ORACIÓN II
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!, en cuyos brazos el mismo Niño Jesús parece buscar seguro refugio; ya que ese mismo Dios hecho Hijo tuyo como tierna Madre lo estrechas contra tu pecho y sujetas sus manos con tu diestra, no permitas, Señora, que ese mismo Jesús ofendido por nuestras culpas, descargue sobre el mundo el brazo de su irritada justicia; sé tú nuestra poderosa Medianera y Abogada, y detenga tu maternal socorro los castigos que hemos merecido. En especial, Madre mía, concédeme la gracia que te pido.

ORACIÓN III
Santísima y siempre pura Virgen María, Madre de Jesucristo, Reina del mundo y Señora de todo lo creado; que a ninguno abandonas, a ninguno desprecias ni dejas desconsolado a quien recurre a Ti con corazón humilde y puro. No me deseches por mis gravísimos e innumerables pecados, no me abandones por mis muchas iniquidades, ni por la dureza e inmundicia de mi corazón me prives de tu gracia y de tu amor, pues soy tu hijo. Escucha a este pecador que confía en tu misericordia y piedad: socórreme, piadosísima Madre del Perpetuo Socorro, de tu querido Hijo, omnipotente Dios y Señor nuestro Jesucristo, la indulgencia y la remisión de todos mis pecados y la gracia de tu amor y temor, la salud y la castidad y el verme libre de todos los peligros de alma y cuerpo. En los últimos momentos de mi vida, sé mi piadosa auxiliadora y libra mi alma de las eternas penas y de todo mal, así como las almas de mis padres, familiares, amigos y bienhechores, y las de todos los fieles vivos y difuntos, con el auxilio de Aquel que por espacio de nueve meses llevaste en tu purísimo seno y con tus manos reclinaste en el pesebre, tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que es bendito por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN IV
Oh Madre del Perpetuo Socorro, concédeme la gracia de que pueda por siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el Socorro del que vive y Esperanza del que muere. Ah María dulcísima, María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi vida. Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues, en todas mi tentaciones, y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: María, María, Madre Mía.
Oh qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con sólo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía. Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado para bien nuestro ese nombre tan dulce, tan amable y bello. Mas no me contento con pronunciar tu bendito nombre, quiero pronunciarlo con amor, quiero que el amor me recuerde que siempre debo acudir a ti, Madre del Perpetuo Socorro.

domingo

Novena y Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Novena Tradicional a La Milagrosa

Oración preparatoria para todos lo días
Santísima Virgen María, mira con ojos misericordiosos a cuantos recurren a ti, llenos de confianza y de amor para implorar tu protección. Derrama sobre nosotros las bendiciones que has prometido a cuantos lleven tu Medalla. Te amamos de corazón y tenemos la certeza de que atenderás nuestras súplicas. Amén.

Oración final para todos los días
Oh Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, disipa con un rayo de tus manos nuestras tinieblas interiores; ayúdanos a andar nuestro camino espiritual. Haz que tu Medalla sea escudo invulnerable para nuestros cuerpos y para nuestras almas y que nos ayude a vivir la vida de la gracia. Amén.

Día Primero (La Medalla, libro abierto)
La Virgen María ha querido que su Medalla sea como un libro abierto lleno de enseñanzas para nosotros. En ella aparece su triunfo sobre el diablo y el pecado, simbolizados por la serpiente pisada por los pies de la
Madre de Dios y protectora del mundo.
(Se pide la gracia que se desea.
Se rezan tres Avemarías con la Jaculatoria de la Medalla para cada una. Así todos los días después de la lectura. Y se termina con la Oración final de arriba).

Día Segundo (La Medalla y la súplica de María)
Por las manos bondadosas de María suben nuestras plegarias a Dios; y por esas mismas manos descienden a nosotros los favores concedidos. La Virgen se apareció a santa Catalina intercediendo por nosotros y luego distribuyendo las gracias que llenaban sus manos y sus dedos.
Día Tercero (La Medalla poderosa)
María es la bendita entre todas las mujeres porque el Poderoso ha hecho cosas grandes en ella. En la Medalla las doce estrellas del reverso colocadas en círculo indican el poder de María en el cielo y en la tierra. Su oración ante el Hijo es poderosísima.

Día Cuarto (La Medalla y el dolor de María)
La Medalla lleva grabados en el reverso los símbolos del sufrimiento de Jesús y de María en favor nuestro.
Por eso aparece el corazón de María atravesado por una espada junto al corazón de Jesús coronado de espinas. Además la letra M que significa María, sostiene la cruz que significa Jesús. Es que la Virgen María participó en los dolores de Jesús en favor nuestro.

Día Quinto (La Medalla camino hacia Cristo)
María vivió 30 años con Jesús en el silencio de Nazaret ofreciendo todos los cuidados de madre a su hijo. Ahora, por medio de la Medalla, ha querido enseñamos el camino para llegar a él: amar a la Virgen,
obedecerla, invocarla y meditar lo que significa que la Cruz esté apoyada en la letra M.

Día Sexto (La Medalla y nuestra oración)
La vida de María fue una continua oración. Oración de meditación en Belén, oración silenciosa en el Calvario, oración de petición en Caná, oración de adoración en la Encarnación. En la Medalla ha querido aparecer como intercesora con la Jaculatoria: Oh María..., ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Día Séptimo (La Medalla y los favores de María)
La Virgen misma nos ha dicho: cuantos lleven esta Medalla, recibirán favores grandes. Y el pueblo le ha puesto el nombre de Milagrosa precisamente por los favores que la Virgen nos concede a través de su Medalla. Y mostró que se manifiesta gozosa cuando le pedimos favores grandes. Ella se siente feliz al poder responder a nuestras peticiones.

Día Octavo (La Medalla representa a la Madre)
Son muchos los símbolos y los significados de la Medalla en el anverso y en el reverso de la misma. Pero sobresale por todos ellos su figura de Madre, con sus ojos vueltos a nosotros, con su cara descubierta y con sus manos extendidas para que no caigamos al caminar y para ayudamos con las gracias de sus rayos en las dificultades.

Día Noveno (La Medalla triunfo de María)
Las Medallas Milagrosas se propagan por todas partes. Santa Catalina dijo con palabras proféticas: María es la Reina del Universo, será llevada en triunfo. Dará la vuelta al mundo. Cuando los tiempos se vuelven amenazadores por las malas costumbres de los hombres... la Milagrosa aparece como un faro de esperanza y como remedio a nuestros males. Ella triunfará.

Oración de Consagración a La MilagrosaPostrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.

Oración a San Cono (para la suerte, loterías y el azar)

Primera Oración:
Dios clemente y misericordioso, en tu Omnipotente Trinidad yo confío y espero y por la mediación de San Cono te pido salud, trabajo y unión de mi familia. Señor, yo no quiero pecar pidiéndote suerte en el azar, pero cuando tú quieres nos puedes tender por medio de San Cono una mano para ganar una apuesta: 

Si es el 03 porque es el día de su muerte; si es el 7 y al 07 porque es el número que suman las letras del nombre de San Cono; si es el 18 es por la edad que falleció; si es el 11 porque es el número de su Iglesia en Florida (Uruguay); si es el 60 es porque cuando trajeron su imagen de Italia en una de sus sandalias estaba ese número; si es el 72 es porque es la terminación del año en que fue canonizado en Roma; si es el 85 es la terminación del año en que se inauguró su Iglesia. Señor, si soy merecedor de tu gracia, por medio de San Cono concédemela. Amén.

Segunda Oración:

"San Cono, haz que la suerte me beneficie, que los misteriosos hilos del azar se tejan para mi bien, que con mi jugada alcance los medios materiales que necesito para realizar mis sueños. Gracias San Cono por darme tu bendición y regalarme la alegría de alcanzar lo que deseo." Amén

lunes

Oración a los Fieles Difuntos




ORACIÓN POR EL FALLECIMIENTO DE UN SER QUERIDO


¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor, único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos!

Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos; Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto; Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en él gemían sin consuelo; Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas.

Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida, por la pérdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso.

¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él!

¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma! ¡Míralas, oh dulce, oh piadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón. Amén.

ORACIÓN POR NUESTROS SERES QUERIDOS

Oh buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio. 

Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito amor. Amén.

Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.

Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. 

Amén.

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