En el Libro 1 de Corintios 11:29-32 podemos leer el siguiente
versículo:
“Porque
el que come y bebe indignamente sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come
y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros y
muchos duermen.
Si
pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el
mundo”.
Con este preámbulo he de complementar mi idea con una situación.
Es muy común contemplar en redes
sociales como Instagram, Pinterest,
Facebook muchísimas fotos tanto de utensilios de cocina extra sofisticados
y alimentos de gran preparación. Acompañados de escenas familiares y/o
degustaciones en videos o reels,
mismos que suben a otras redes como Twitter e Instagram.
Son personas que hablan de las
excelentes cocinas eléctricas tipo Air
Fryer o de una sarten paellera y
además retratan sus barcos de sushi,
pizzas enormes o hamburguesas de varias capas.
Ahora bien, sí nos atuviésemos al versículo
arriba citado de una manera restrictiva de seguro diríamos que esas son
imágenes ostentosas, superfluas y que crean más separación a las ya muy
marcadas diferencias sociales (diferencias existentes por quienes las ven, no
las acompañamos).
Pero quiero verlas desde un lado
creativo, laboral, compensatorio, unificador y espero que sus mentes se abran a
estas o mejores posibilidades. Les explico.
Si una persona coloca la foto de la parrilla o asado que se está preparando
y en ningún momento dice, “allá ustedes
que no tienen” o “esto es solo para
clases privilegiadas” o cualquier otra expresión segregacionista, petulante
y que incentive al odio, pues esa comida es digna y lo que se está mostrando es
un resultado concatenado de logros, como por ejemplo:
-
El ahorro.
- La unión familiar.
- Ocasión especial.
- Variar la alimentación y/o el estilo de preparación
de la misma.
- El compartir con amistades, colegas, compañeros clientes
o relacionados.
-
Una recompensa ante un trabajo bien
hecho y mucho más cuando esa labor satisfizo y/o benefició a otros.
En fin, publicar una comida en redes
sociales es el resultado del hacer para ser. Y el trabajo que dio como
resultado la adquisición de la comida es dignidad. Y sí fuere un regalo, el
mérito de la humildad, la bondad, la necesidad sobrevenida le siguen
revistiendo de dignidad al alimento.
Y sí con bien lo ganaste no ofendes
al Señor y mucho menos a los demás que deberían de ver un “Yo Sí Puedo (I Can Do It)” en dicha actitud.
Evitar lo ofensivo, lo egocéntrico y
el no obtener las cosas con el fruto del bien son formas de examinarnos
haciendo. Y así evitamos la condenación del mundo.
Muy por igual cuando con ahorro, quizá
un sorteo, un regalo, un beneficio adicional que no esté revestido de
corruptelas, muestras los aditamentos para el hogar, recreo, vehículos,
maquinarias que hacen tu vida más fácil.
No es pecado luchar para comprar los mejores sartenes, las mejores herramientas o lo más
adelantado en telefonía móvil celular.
Mucho menos mostrarlas con orgullo de haber sido ganadas con esfuerzo y
mostrando con conocimiento que son cosas, que tu valor real está en tu alma, mente y corazón.
Pecado es querer hacer sentir
intrascendentes a los demás; frustrar sus posibilidades; engañarles con cosas u
ocasiones para intentar corromperles con la semilla de la envidia y el falso
orgullo.
En fin, los logros materiales y de
estilo son sólo eso y se muestran porque detrás de ello hay muchas cosas
buenas. Y no son todos los días.
Lo que vale en esas fotos es el
recuerdo, el impulsar a otros a vivir buenos momentos y a recordar que acá todo
lo dejamos cuando el Señor nos llama ante su presencia y lo logrado, mostrado,
gozado, se quedará acá; será el cómo te portas, sientes y lo que impulsas en el
sentir de otros lo que se medirá.
Lcdo. Argenis Serrano - @Romantistech