Pregunta difícil de creer, pero existente en muchos seres, incluso en los que estamos del lado de la Fe en Dios. Para entender cómo Dios me puede ayudar, tenemos que hacer una introspección profunda y directa hacia el lado de la anarquía propia del ser humano.
Imaginemos que ante una fortísima sequía realizamos el
petitorio a lo divino y le decimos cómo Dios me puede ayudar, pidiéndole que
traiga muchos días de lluvia continua para que se extingan las llamas, se
hidraten los suelos, se llenen los ríos y surjan las plantas. Loable petición
que beneficiará a muchos, ¿cierto?, pero no del todo.
Porque para que Dios traiga esa lluvia, debe quitarla
de otro lado en el momento que Él dispuso. Porque obviamente el tiempo de Dios
es perfecto y hasta en eso, aplica. Y no es algo injusto, es parte del balance
del mundo, donde están las pruebas a nuestra fe, paciencia, confianza, el cómo
nos postramos ante el Señor.
¿Cómo Dios me puede ayudar o Cómo le pido al Señor que me ayude económicamente?
El dinero no hace la felicidad. Simplemente la imita.
Da tranquilidad porque obtienes cosas, haces cosas, ayudas a otros en sus cosas.
Cómo Dios me puede ayudar económicamente es enseñándome a hacer útil, práctico,
no esclavizante ni mi guía, al dinero.
La solvencia económica, la seguridad, estabilidad y el
diezmo que debemos ofrecer al Señor transformándolo en obras para quienes lo
necesitan, es la forma cómo Dios me puede ayudar en la economía.
Salvándome de la lujuria, el egoísmo, la usura, la
codicia, cerrándome puertas en los verdaderos momentos felices que son aquellos
que me pierdo por buscar exagerar en la economía, sin entender que estar
solvente, sacar para lo necesario, darse gustos sencillos y que de verdad me
nazcan en el inmenso compendio de ideas y cosas que hay en el mundo, es
delicioso, pero jamás puedo ser esclavo del dinero.
Dios quiere ayudarte
Si sigue usted preguntándose cómo Dios me puede ayudar,
es que no se ha visto con sinceridad. No ha observado el fruto de su trabajo, su
salud, el talento para hacer hasta las cosas más pequeñas que a veces nos
parecen absurdas pero que van construyendo el camino.
Estarse comparando con lo que tienen o hacen los demás
es una traba. Poner la felicidad en otros sin poner nosotros manos a las obras,
es una traba mayor. Esperar lo que se sabe es un no, es más frustrante.
Y si en esas cosas es que estamos pidiéndole ayuda a
Dios, terminamos decepcionándonos y bajando los niveles de Fe.
Dios quiere ayudarte y para eso, luego del episodio con
Adán y Eva y el árbol de la sabiduría,
nos permitió conocer y elegir entre el bien y el mal.
Para que comience la ayuda desde nosotros, creciendo
desde nuestra alma, evitemos ver, querer, pedir, hacer, anhelar o amparar lo
que está bien o mal sólo para nuestros propósitos.
Despejando esos pensamientos y deseos que son
maltrechos, comenzaremos a recibir la ayuda de Dios, esa que quiere brindarnos
pero que simplemente no le sabemos pedir.
Ya que hay quien analiza los problemas para
solucionarlos, ¿por qué no analizar la manera de solicitar ayuda a Dios?, hasta
en la manera de canalización a través de su heraldos que son los ángeles, la
Virgen, las santas y santos además de nuestros seres de luz que encontraron en
vida la Gracia de Dios y que son
permisados por Él y aplicarán con propiedad según nuestras almas, corazones,
mentes y acciones enmarcadas en peticiones el cómo Dios me puede ayudar.
Para usted que pregunta ¿Cómo Dios me puede ayudar?, sepa y/o recuerde: Dios lo da todo
Cuando entregamos nuestro corazón a Dios, reconocemos a
Jesucristo, vamos por la vida haciendo el bien y no tomando a La Biblia como un
sesgo para el Libre Albedrío ya que ambas se compenetran. Y tampoco vamos
jugando al profeta del claustro y el castigo, de los gritos y del miedo, del
arrepentimiento a juro o del tedio, es en ese momento que nos hacemos instrumentos
divinos y entramos en comunión con Dios.
Es así el cómo Dios me puede ayudar: Dejándonos ser un
todo con Él y veremos que lo que nos da no es lo que anárquicamente le pedimos,
sino lo que labramos y no imaginamos hasta que Él nos regala de sus maravillas,
permitiéndonos transitar en el camino de la luz hasta llegar a develar esos
momentos que no son más que la suma de la felicidad.