Hace poco nos fue referida una muy mala experiencia de
una persona que, siendo cristiana libre, fue conminada por los líderes de la
congregación a la cual asiste y que atañe al diezmo, pero con manipulación.
Resultó que la señora se iba a mudar con su hija y al ser
viuda, decidió vender la casa. Pronto obtuvo una oferta y la aceptó. Al cobrar el dinero, el Pastor, su
esposa y asistentes, la llamaron a capítulo, que ellos ya sabían en cuanto fue
la venta y que el cálculo del diezmo era tanto a la tasa actual del mercado,
que si ella vendió en menos, era su asunto.
Además, esa casa ya estaba paga desde años atrás, incluso
de cuando ella comenzara a asistir a esa congregación, ¿Cómo iba a dar el
diezmo de esa venta?, ¡Es como pagar doble tributación!
Es como sí, cuando una empresa dedicada a la subasta de propiedades en los afamados remates bancarios, terminara dándole al fisco una tributación del 10% de esa venta, no por el precio económico en que la subastó, sino del precio actual en el mercado.
La señora se sintió agobiada, decepcionada y su hija le
solicitó que no les diera nada, ya que era coacción y además, una intromisión a
su vida personal. El Pastor, furibundo, la expulsó de su “iglesia”.
¿Qué se entiende como el diezmo?
Para la religión, es la décima parte de lo que ganas con
el sudor de tu esfuerzo y que otorgas al Señor. Ello siempre se ha estimado en
dinero, pero también debería ser en caridad (productos), acción social y
esfuerzo físico a por la Iglesia y por los demás, sin que exista coacción.
La Iglesia
Católica realmente no lo acostumbra (aún se pasa el platillo de las limosnas), aunque sí hacen cobros por servicios
(intenciones, oficiar misas fuera del templo, extremaunción, funerales,
certificados, etc.).
Las iglesias
cristiano evangélicas, de Testigos de Jehová, mormones e incluso las sectas metafísicas y de Gnosis también
la acostumbran, ya que ello –por norma- se destina al cuidado y equipamiento de
su grey y manutención de la estructura donde se congregan.
Muchas se tecnifican, amueblan, acondicionan y adquieren
instrumentos, vehículos y demás con el diezmo. ¿Está mal?, no si es dado
voluntariamente por sus congregantes. Pero al existir coacción y ver cómo sus
jerarcas y grupos cercanos van mejorando su vida de la noche a la mañana, es
hora de ir midiendo en el cómo se colabora.
Y si por la cantidad de dinero que das (menor), baja la
atención y apoyo espiritual y/o social, sepa que está en el lugar equivocado y
con personas que no practican lo que
predican.
¿Cómo y a quién debería darse el diezmo?
No es depositándolo en sobres en base a su salario mínimo o salario estimado o
registrado que debe llenar con sus datos, la manera de dar el diezmo. Mucho
menos debería ser el receptor del mismo nada más el pastor, cura, líder,
presidente, etc., cómo se le llame.
El diezmo es una ofrenda al Señor. Y para honrarle ya no
se queman animales en sacrificio ni sándalo o mirra. Su obra, son las personas.
¿Por qué no darle esa ayuda a un amigo que está sin empleo o está enfermo?; quizá a un vecino necesitado e incluso, a cualquier persona en situación de calle.
Ayudar a un estudiante con un pasaje, un cuaderno, algo
para que coma o para que se ayude en el pago de su mensualidad.
Darle la mano a alguien en su emprendimiento, tan sólo
solicitándole que se lo devuelva, no pagándole, sino haciéndole igual o mayor bien
a otra persona, tal cual lo recibió con el diezmo que le aportó.
El diezmo también se otorga barriendo el frente de tu
casa y de tu vecino. Ayudando a alguien a cruzar la calle, dando una dirección,
siendo amable, empático, educada.
Regalándole a alguien un desayuno o un pañuelo para que
se seque el sudor del día a día.
En fin, el diezmo está para darle al Señor parte de tu esfuerzo,
sea en forma material como lo es el dinero y sus efectos positivos, como en los
beneficiosos efectos de ser comedido con los demás, sin esperar nada más a
cambio que el ser útil.
Ninguna iglesia te puede condenar, execrar u obligar a
dar el diezmo para recibir las bondades
de Dios. Al Señor no se le compra con dinero y menos a través de otros. Se
le colabora con acciones reales o al menos haciendo que el esfuerzo hecho
divisas, llegue a manos de quienes le darán un uso debido y se sentirán
agradecidos y bendecidos.
No existen intermediarios entre tú y Dios, mucho menos
con algo tan banal como lo es el dinero. El diezmo es un aporte del 10% que le damos
a Dios en retribución a sus bondades, ¡Y Él no nos da un salario (nos lo
permite ganar con el sudor de nuestra frente), así que retribuirle con dinero no
es la forma de llegarle!
Evita que se aprovechen de tus ganancias para hacerse más
vistosos o mantenerse. E igual pregunta, ¿Qué hacen ellos con el diezmo que
dan, por el ser humano en general?, ¿Por qué sólo lo limitan a sus seguidores?,
¿A quiénes le pagan ellos el 10% de lo que ganan?
¡Por qué hay pastores que tienen unos lujos que son evidentemente
de algún dinero!
Si ellos te fiscalizan, ponte firme, Dios no te va a
castigar por no darle el diezmo a tu congregación y mecho menos, sí se lo das a
quien sea que lo necesite en realidad.
Lamentablemente el mundo está lleno de personas
necesitadas. Pero, afortunadamente, hay personas que pueden colaborar con ellas
con el diezmo que no le dan a la iglesia a cambio de indulgencias, sino al
necesitado para que cubra y subsane sus urgencias y demás carencias.
Adicional
Toda obra social, cultural e incluso rifas a favor de una
iglesia, es más que loable y una buena manera de mantenerla en pie como
estructura y logística.
Pero será el valor de las personas y su asistencia la que
les dará vida con el esfuerzo que puedan brindar.
Además, cuando des, recuerda que NO SE DA DE LO QUE NOS SOBRA, SINO DE LO QUE SE TIENE.
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