Este santo se hizo famoso
porque ha sido el único Papa que ha renunciado a su cargo.
Nació en 1215 en los
Abruzos, Italia, Él mismo en su autobiografía narra cómo eran sus padres. Dice
así: "Mis padres eran muy santos a los ojos de Dios y muy estimados por
los vecinos a causa de su excelente comportamiento. Daban muchas limosnas y recibían
siempre muy bien a los pobres que llegaban a pedir ayudas. Tuvieron doce hijos,
como el Patriarca Jacob, y siempre pedían al Señor que alguno de sus
descendientes lograra llegar al sacerdocio". Pedro fue el último de los 12
hijos, y el que llegó a ser sacerdote.
Su madre se entristecía
porque ninguno de sus hijos mayores mostraba inclinación hacia el sacerdocio o
hacia la vida religiosa pero el niño menor le decía: "Mamá, yo te daré la
alegría de consagrarme a Dios". Viendo la mamá que Pedro tenía una gran inteligencia
y muy buenas cualidades para el estudio, se propuso hacerlo estudiar, aunque
toda la familia se oponía a ello, y aunque tuvo que hacer muchos sacrificios
para lograr costearle sus estudios. Él dice en su autobiografía que el primer
libro que logró leer de corrido fue el de Los Salmos, y este fue para toda su
vida el libro preferido para leer y meditar cada día y todos los días.
Pedro, que luego se llamó
Celestino (nombre que significa: "inclinado hacia lo que es del
cielo") era estudiante "diferente" a los demás. Sus recreos
preferidos consistían en retirarse a la soledad a meditar y rezar. Amaba mucho
el silencio y le fastidiaban las fiestas mundanas donde hay trago y bailes y
pecado. Al final, cuando ya tenía 20 años supo que en una montaña había un
ermitaño dedicado a la oración, y se fue hacia allá a que este santo religioso
le enseñara el arte de orar y de meditar. Se construyó una celda tan estrecha
que apenas cabía de pie o acostado. Y allí se estuvo tres años en la más
estricta soledad. Al principio todo eran consolaciones y alegrías espirituales,
pero luego empezaron a llegarle terribles tentaciones que no lo dejaban en paz
ni de día ni de noche. Era el ataque de los enemigos del alma para hacerle
desistir de su vocación a la santidad. Afortunadamente a base de oración y de
mortificación y de consultar de vez en cuando a su director espiritual, logró
vencer.
Fue ordenado de sacerdote,
pero sentía mucho temor a celebrar la Santa Misa porque se creía indigno.
Consultó entonces a un anciano ermitaño el cual le respondió: "¿Y quién es
digno de celebrar la misa? Celebre cada día, pero celebre con temor y temblor,
o sea con inmenso respeto al santo sacrificio". Al oír esta respuesta se
le fueron sus temores.
Muchos hombres, deseosos
de hacer penitencia y de conseguir la santidad se fueron a vivir allí cerca de
donde moraba Celestino, para recibir de él sus instrucciones, y así llegó a
tener 14 conventos bajo su dirección. Su fama de santidad y los milagros que
obtenía por medio de sus oraciones lo hicieron famoso en todos los alrededores.
Había muerto el Papa
Nicolás IV y los cardenales electores se habían dividido en dos partidos
contrarios y ya llevaban dos años sin poder elegir al nuevo Sumo Pontífice. Al
fin se les ocurrió una idea: elegir como Papa a un santo monje. Y eligieron a
Celestino. Y un día, cuando él menos lo imaginaba, llegaron al monte donde
habitaba, varios prelados a comunicarle tan grande noticia. Su susto fue
espantoso y se echó a llorar. Pero las gentes lo aclamaban como el mejor para
ese cargo.
Celestino tenía 80 años. A
su coronación como Pontífice asistieron más de 200,000 personas. La veneración
hacia él era tan grande que tenía que pasar días enteros en la ventana
impartiendo bendiciones a las multitudes que llegaban a visitarlo. La entrada
solemne la hizo cabalgando en un burrito, cuyas riendas eran llevadas por dos
reyes Carlos de Anjou y Carlos de Hungría. Era el año 1294.
Pero pronto se dio cuanta
Celestino de qué el no estaba preparado para tan difícil cargo ni tenía cualidades
para ello. No conocía las leyes y cánones que rigen a la Iglesia en el
Vaticano. No sabía hablar bien el latín en el cual se redactan los documentos
pontificios. No tenía la suficiente pericia para no dejarse engañar, y así como
era tan sin malicia y tan generoso, muchos aprovechaban de que concedía cuanto
se le pedía, y llegó el caso de que nombró hasta tres personas distintas para
un mismo cargo.
Y para acabar de
completar, como su inclinación era a la oración, a la meditación y al silencio,
mandó que le construyeran una celda de monje en el Palacio Pontificio, y allí
se dedicaba por horas y horas a la oración y a la meditación, y mientras tanto
no había quien despachara los asuntos en las oficinas del Pontífice.
Y él mismo reconoció
que había sido un error el aceptar el cargo de Papa y se propuso renunciar. Es
el primer caso que ha sucedido en la historia de la Iglesia, de que un Papa
renuncie a su cargo. Primero publicó un decreto declarando que el Sumo
Pontífice sí puede renunciar a su alto cargo. Luego reunió a todos los
cardenales y les leyó su renuncia al Pontificado y les pidió que nombraran a su
sucesor. Y allí mismo se despojó de todos sus ornamentos pontificios y se
vistió de simple moje, y se propuso irse otra vez a la soledad a hacer oración.
Era el 13 de diciembre de 1294. Apenas había sido Pontífice durante cinco
meses.
Pero sucedió que su
sucesor, el Papa Bonifacio Octavo, al sentir que se formaba en Roma un gran
partido en su contra y a favor de Celestino, mandó que volviera otra vez a la
ciudad, para apaciguar los ánimos. El santo, que no quería saber ya nada más de
esos asuntos materiales salió huyendo, pero fue puesto preso y llevado a un
castillo donde lo encerraron como prisionero. Por dos años estuvo allí dedicado
a rezar y meditar. Cuando algunos se quejaban de que lo tuvieran encerrado
decía: "Lo que yo siempre deseaba era tener una celda llena de silencio y
de apartamiento de todo para poder dedicarme a la oración y a la meditación. Y
esa celda me la han dado aquí. ¿Qué más puedo pedir?"
Murió santamente en mayo
de 1206 y fue declarado santo en 1313.
Oración
a San Celestino “El Santo Varón”.
!Oh
glorioso Mártir Celestino!, cuyo sagrado cuerpo tenemos la dicha de poseer
entre nosotros con mayor fe y devoción veneramos tan insigne reliquia y
humildes te pedimos el favor de tu poderosa intercesión. Por Jesucristo Nuestro Señor.
humildes te pedimos el favor de tu poderosa intercesión. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén
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