El 29 de julio la Iglesia universal recuerda la figura de Santa Marta de Betania, hermana de María y Lázaro, patrona de los imposibles, de las cocineras y de las amas de casa
Amable protectora mía, Santa Marta, que tuviste la inefable dicha de hospedar a Jesús en tu casa.
Dichosa tu mansión de Betania, bendecida tantas veces con la
presencia del Huésped divino y cuyos moradores tú misma y tus santos hermanos Lázaro y María, fuisteis tantas veces honrados con las visitas de Jesús, de su Madre
Santísima y de los Apóstoles.
No permitas, Santa mía, que entre los que se hospedan en mi casa halla ninguno que hospede en su corazón al demonio, sea motivo de escándalo o atraiga con su mala conducta las iras de
Dios sobre mí y mi familia.
Santa bendita, que viviste en compañía de santos, bendice mi casa,
bendice a quienes me visiten, para que en todos reinen la concordia y el
amor de Dios.
Ayúdame en el cumplimiento exacto de mis deberes y en la
administración de mis bienes y negocios, para que aun cuando, por mi
condición y estado de vida, tenga que ocuparme de las cosas de La Tierra, jamás
me olvide que mi patria verdadera y mi último destino es el cielo.
Amén.
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