Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del
demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y Tú, Príncipe de
la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a
Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el
mundo para la perdición de las almas.
Amén.
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