jueves

El Sagrado Corazón de Jesús de mi casa

De niño, por oír y entender que Dios es el "Rey de Reyes", lo comparaba con el rey de espadas de un juego de cartas que mi padre tenía. Una mirada severa, espada preparada y justo. Y así lo veo aún, pero con más flexibilidad, luego que aprendí, sentí y coloqué mi fe sin ser engañado, que "Dios es Amor".

En mi casa está una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Ante él rezaba el Padre Nuestro, el Ave María, intentaba el Credo (aún me enredo rezándolo de memoria jeje) y el Ángel de la Guarda.

Él está al lado de la nevera, así que cada vez que tomo agua a pico de jarra, él me ve y ya no me regaña. Para mí, se sonríe. Le siento y el a mi. Cierro mis ojos y toco su corazón y para mí esa es agua bendita. Le ofrezco los alimentos y veo como la luz del sol ilumina su rostro gentil y de paz.

Muchas veces le pregunto el ¿por qué a mí? y él me contesta la verdad ¿por qué no?. Tiene razón, eso es más que suficiente para recomenzar y así no entrar en el "pobre de mi", frase tan dañina.

Con él lloro, pido y me quejo. Cuando siento que algo malo hice, me da pena verlo. Pero él sigue allí, con su apacible sonrisa.

¡Sí, es el retrato hecho por un artista, lo sé! Pero ¿Dios no fue quien lo inspiró? Yo estoy seguro que el pintor no habría dado el primer trazo sin la inspiración divina. Saludo a las manos benditas con tal don, que me ayuda y reconforta, es una imagen que me apoya, ya que Dios y Jesús están en el cielo y a su vez, en cada uno de nosotros, en ti y en mi.

Le digo chamo, pana, "quiubo", "entonces" o "eeeuuuuu"; salto, bailo, imito, cuento chistes, soy yo. Porque él me dio esa identidad y sé que la mejor manera de pagarle y darle algo, ya que Dios no debe estar sólo para pedirle ni Jesús únicamente como utility. Ellos merecen nuestras mejores prendas y no hablo de ropa, sino el manto de felicidad, vida y modo de ser que nos permitió desarrollar. Sí amamos lo que somos, le amamos a ellos.

Por ello, el Sagrado Corazón de Jesús es mi amigo quieto, el que está allí en todo día a cómo me haya ido. Gracias por darme una referencia visual, para que acompañe mis sentidos; gracias por dejarme buscar en mi ser, para conseguir tu verdadera esencia.

Gracias Señor, por los favores recibidos, te doy gustoso lo que soy, te trato, como lo que eres: Mi amigo, nuestro amigo.

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