sábado

Donar en Navidad: Un autoregalo al Corazón Cristiano


Autor: Padre Carlos Ares (Estado Zulia)
Twitter: @PadreCarlosAres


Desde hace algunos años tengo la bendición de recibir, gracias a la ayuda de familia, amigos y gente de muy buena voluntad un lote de juguetes (muy modesto si lo comparamos con el que los políticos que confunden navidad con proselitismo reparten) que llevo personalmente y solo, al hospital y a las casas de quienes yo sé.


No deja de ser un trabajito extra que se le añade al corre-corre típico de un cura en época “de sembrina”, y sin embargo, si de la carrera sólo queda atafago y cansancio, de este trabajo extra me queda una pequeña cosa que no cambiaría por nada en el mundo y que se llama ALEGRÍA! Esto podrá parecerte una palabra “cliché” especialmente en diciembre, pero a mí me da para vivir todo el año, el que termina y el que comienza!


De muchas maneras agradezco la generosidad de los donantes y convencido estoy que Dios les premia con esa gracia que sobreabundó al vil pecado de la humanidad pero siempre les advierto que a pesar de toda la generosidad que puedan tener y de las bendiciones que Dios les prodiga, siempre se pierden lo mejor y que es precisamente lo que yo gano con creces; que no es lo mismo dar juguetes para que otro reparta que darlos personalmente, porque ellos se pierden ese apresuramiento del niño que rompe el papel de regalo, de ese especial brillo en sus ojos cuando descubre el obsequio, de esa sonrisa del tamaño del mundo cuando por fin abre la caja y de cómo mira a la madre diciéndole sin palabras ¿de verdad es para mí?


Ese es el preciso momento en que todo lo malo del mundo desaparece, se terminan las guerras, cae el telón sobre el odio y las divisiones, no hay mas diferencias ni violencia y, aunque sabemos que lamentablemente es solo un instante, ese especial momento vale mas que todo el oro. Si con Mafalda gritamos “paren el mundo que me quiero bajar”, con un niño abriendo un regalo no solo me dan ganas de seguir adelante sino que hasta descubro que el mundo tiene muchos motivos para ser un lugar agradable, y todo gracias a lo que Jesús Niño representa: amor, perdón, reconciliación y sobre todo paz!


Algunos imberbes resabiados me miran con suspicacia cuando hablo de la generosidad del Niño Jesús como diciéndome “ya yo se la verdad, no me caigas a mentiras”…se olvidan que el motivo principal de la generosidad y alegría navideña es precisamente celebrar el nacimiento del Redentor, una generosidad que no es en mayo, no en agosto, ni siquiera en noviembre sino especialmente en Diciembre; que los regalos que traen papá y mamá (aunque hayan perdido de vista el motivo central) vienen por el nacimiento en Belén del Salvador del mundo. 


Una vez se le presentaron a Jesús 10 leprosos que a lo lejos le gritaron: “Hijo de David, ten compasión de nosotros”. Jesús les dijo: “vayan y preséntense ante los sacerdotes”, y mientras iban de camino quedaron curados. Uno se devolvió y se arrodilló ante Jesús dándole gracias. Él preguntó: “¿no han quedado curados los 10? ¿los otros 9 dónde están? ¿sólo uno regresó a dar gracias?. Personalmente estoy seguro que los otros 9 habrán brincado de alegría al recibir el regalo de la curación, pero sólo uno reconoció que la fuente del regalo era el mismo Jesús. Bueno, así pasa en Navidad…todos tenemos nuestra alegría pero solo unos pocos reconocemos que todo lo bueno de la Navidad viene del mismo Cristo.


Que el Niño Jesús trae los regalos en Diciembre es una verdad que defendería con mi propia vida si es necesario! No te quedes sin recibir la alegría de la navidad. Has personalmente un regalo a un niño que de verdad lo necesite, y siéntate a observar el milagro que sucede ante tus ojos en ese mismo instante.


Amigo lector, que Dios te bendiga y te conceda su paz.
FELIZ NAVIDAD!!!!!!!
Gracias Padre Carlos por tan grato legado a este blog

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