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Juan Pablo II: Tú, Yo y Todos

El Peregrino. Autor: Diony López. Canta: Adrián Guacarán
Dedicada al Papa Juan Pablo II en su primera visita a Venezuela
 
Sí alguien dice que Juan Pablo II fue un  Papa que siguió conservando los tesoros que hay en El Vaticano en vez de donarlos y sólo se dedicó a viajar, les doy una respuesta metafórica que probará su inteligencia:

¿Sí Juan Pablo II no entendió ni aportó al cristianismo moderno, cómo es que se disculpó con Galileo Galilei? Y Galileo era una gran muestra de ciencia, lo que es separar lo físico a lo divino. Juan Pablo II siempre supo manejar ello: Vivimos en un mundo de fe y realidad, que sólo mejora aportando lo verdaderamente noble y sensato.

Juan Pablo II se acercó a la religión ortodoxa, a los Testigos de Jehová y Evangélicos; musulmanes e hinduistas. Respetó su forma de creencia y aplicó aquello de que “todos los caminos conducen a Roma” de otra forma “todos los caminos del bien y arrepentimiento, conducen a Dios”. Ateos, mormones y masones le tuvieron respeto, porque lo entendían en su labor y cargo, de la manera más humana.

Juan Pablo II redimensionó a la Iglesia Católica. Sacó a la luz las fallas y vejámenes de quienes no entienden los preceptos divinos y que son la comidilla de quienes no tienen la moral de lanzar la primera piedra. Él no fue un inquisidor, pero sí un depurador.

Viajó y se ganó el respeto de miles por sus palabras, no había barrera de edad o idioma para que el Mensaje del Papa, fuese con el Urbit Et Orbi, la oración del Ángelus o sus misivas mundiales, tuviese una aceptación y alta consideración por quienes se atrevían a oírle.

Una vez escuché que Juan Pablo II “se acostaba tarde y se levantaba temprano” ello influyó mucho en su salud a la cual mermó. Pero él decía que era mejor un hombre que se enfermara por otros, que a veces no sabían la cura de males peores a los que el cuerpo padece y que en el cielo pesan más.

Las dos veces que él vino a Venezuela (1985-1996), casualmente yo tenía gripe. No, no me curé mágicamente, pero sí disfruté de algo que es lo más valioso: Miles de personas felices. Las penurias de uno no deben mermar la felicidad ajena de miles; al revés sí es peor el asunto. Debemos saber que somos parte del sacrificio perenne para que la humanidad avance.

¿San Juan Pablo II?
El día que falleció Karol Wojtyla, regresaba yo de la Universidad. Me detuve en una tienda de televisores y a través de CNN observé aquella noche oscura y triste. Una vendedora se me acercó y yo atiné a decir “se fue el Papa”. Ella me dijo “sí, los televisores en Bs. 235 con 6 meses de garantía”.

Ella no entendió y no le parecía importar lo que el insert con la noticia decía. A miles tampoco les interesaría. A otros millones sí.

Me supongo que el Papa hubiese querido sentir que a la gente no le interesara tanto él, sino los valores cristianos, éticos y hasta políticos en los cuales tuvo que moverse en toda su vida. Vadear las malas aguas y surcar las buenas para llevar manantiales de agua viva a los creyentes, no en una religión, sino en el ser superior que es Dios.

¿Que alguien te dispare y malhiera para luego tú visitarle en su prisión? Lo haríamos. Yo mismo me hago esa pregunta. Y a su vez hago introspectiva en qué a o quién he dejado de perdonar, algo que quizás no me permite perdonarme del todo.

Sí nos ponemos a ver, el rostro amigo de Juan Pablo II será insuperable, en especial a quienes supimos de él en su vida. Pero verle en los altares es otra cosa.

La gran insistencia en beatificarle ha dado frutos y el 1ro de Mayo comienza su ruta a la santificación. No tocaré el tema de quienes están adelante y la Iglesia Católica no les ha dado el visto bueno tal cual lo han hecho los fieles (caso Dr. José Gregorio Hernández, Venezuela).

Pero lo poco que puedo decir al respecto, es que faltarán muchas pruebas para ello y hasta podría atreverme a -en un subjetivo ejercicio de inventiva- creer que el mismo Wojtyla no estaría del todo a gusto con esa beatificación casi express. Pero la fe y la Iglesia y hasta el mass media, requieren de este impulso.

El mundo es cada vez más guerra, ansias de poder, dictaduras, ofensas, morbosidades, deseos impuros y desánimo. Hace falta mucho corazón. Ni en los viejos hippies existe mucho ánimo.

La figura ideal es el Papa Juan Pablo II. Y más cuando su sucesor Benedicto XVI no ha dado pie con bola en lo que ha hecho y en lo que ha dicho, le falta “carisma”. Se dejó opacar, lamentablemente.

Juan pablo II como santo podrá tapar otro errores de la Iglesia Católica, como san José María Escrivá de Balaguer, líder del Opus Dei, a quien el propio Juan Pablo II santificó (sí, Karol era humano, no lo olviden).

Errores se van desbaratando sólo con aciertos. Y elevar a los altares a Juan Pablo II es en estos instantes una inspiración, de que todo no se ha perdido, que la muerte no es impedimento sí los demás continúan las buenas obras, que existen ejemplos que nos hacen invocar lo mejor de nosotros y así liberarnos de los yugos del mal.

Juan Pablo II, aún no te veo con mucha justicia en los altares, quizás me equivoque. Pero sí te veo como ese ser inspirador de los buenos ejemplos predicados con acciones. Eso es lo que requiere el mundo.

Por lo pronto, saquemos lo bueno que el mundo se hermane para rezarte y recordarte, en tu sitial, por debajo de Dios y por encima de nadie, como un igual que fue muy buen ser humano y que no dudamos sea un buen habitante celestial

“Y bajo los pies de la Virgen María, veremos a la serpiente del mal derrotada”

2 comentarios:

Frank dijo...

Juan Pablo II fue conocido, además de "El papa Viajero", por 2 apodos muy profundos..:

"El Atleta de Dios" y "El Párroco del Mundo"

Romper barreras, no ceder a tus prncipios y creencias bajo ningún tipo de presión o chantaje... Juan Pabli II fue eso y mucho más...

Su lucha contra la Rusia Comunista, su reconciliación con las otras religiones, su reconocimiento y petició de perdón al mundo por los atropellos durante siglos en "nombre de Dios"

Controversial o no, supongo que su posición como cabeza de la Iglesia Católica y su posición política como Cabeza del Estado Vaticano, no habrá sido nada fácil...

Como ser humano que fue, no era perfecto; habrá (al igual que todos nosotros) tomado buenas y no yan buenas decisiones en su vida); el que no, que tire la primera piedra.

Pero no me queda la menor duda que fue una persona con altísimos valores humanos: Amor, reconciliación, perdón, humildad y muchooooo carisma (en especial con los jóvenes).

Quitanto lo controversial que pueda ser para muchas personas la cuestión de venerar o no a un hombre de carne y hueso (tema en el cual no quiero entrar)... no dudo en que rezaré mucho por él y a él...

A pesar de su salud, nunca dejó de rezar El Angelus, ni siquiera estando en la clínica, nunca dejó de celebrar una Semana Santa... Fue un hombre de mucho temple, de mucha entrega, de mucho sacrificio.

Fue un ejemplo de vida para todos, digan lo que digan. Ojalá sepamos tomar como aprendizaje y reflexión su largo peregrinar.

Gracias por tan excelente artículo Argenis. Un abrazo

María Antonieta Arnal Parada dijo...

Muy bonito. Sobre José Gregorio Hernández, ahora que el Papa Benedicto XVI le está dando mucha importancia a la piedad popular, a lo mejor lo beatifican.

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